Dentro de todos los conceptos con los que la mayoría de personas se toparán al menos una vez en su vida, el término contrato es uno de los más habituales. Ya sea un contrato de trabajo, un contrato de arrendamiento, o de compra, todo el mundo en algún momento ha firmado o firmará un contrato. Pero entre los distintos tipos, los contratos por diferencias son uno de los más desconocidos.
Se trata de un tipo de contrato de compra que, a grandes rasgos, gira en torno a un acuerdo entre ambas partes acuerdan intercambiarse la diferencia entre el precio de compra y el de venta de un determinado activo subyacente, entre los cuales pueden encontrarse los índices, las divisas, las materias primas… Pero engloba aspectos que van mucho más allá de esto.
Todos los aspectos a tener en cuenta sobre los contratos por diferencias
En resumidas cuentas, el fin que persiguen estos contratos de diferencia consiste en permitir la especulación sobre el precio de un activo subyacente, sin que ello implique que sea necesario comprar o vender el activo real. Precisamente por esto, son dos las partes fundamentales para llevar a cabo este tipo de contrato: un comprador que acuerda comprar este contrato por diferencias, y un vendedor que acepta venderlo.
No obstante, en lo que respecta a los términos que juegan un papel clave en torno a este tipo de contratos, la lista es más larga. Más allá del activo sobre el que se basa este concepto, destacan el precio de apertura y el precio de cierre. Ambas cifras representan el precio al que se abre el contrato por diferencia, y el precio al que se cierra, respectivamente.
Sin embargo, más allá de eso, existen otros muchos factores que determinan un tipo de contrato u otro. Sin ir más lejos, el apalancamiento es la cantidad de dinero que el comprador puede invertir en comparación con el valor total del activo. El margen consiste en el depósito que ese mismo comprador debe depositar para activar el contrato. Y la variación representa la diferencia entre el precio de apertura y el de cierre.
Por otro lado, también es importante remarcar que este tipo de contratos se negocian en mercados extrabursátiles, lo cual implica que no están sujetos a las mismas regulaciones que los productos bursátiles tradicionales, y también implica que no se negocian en una bolsa de valores regulada, lo cual aumenta las ganancias potenciales pero, por otro lado, también el riesgo de dicha operación.
Dicho todo esto, ¿a qué tipo de público están enfocados estos contratos? Se trata de un tipo de contrato popular entre todos aquellos compradores cuyo objetivo sea especular sobre el movimiento de precio de un activo a corto plazo. Este cortoplacismo hace que sea una operación muy rentable si sale bien, pero también muy riesgosa, y que entraña un peligro mucho mayor del que tienen otro tipo de contratos.