Son muchos los anglicismos que cuentan con una gran relevancia en el ámbito económico para hacer referencia a todo tipo de términos. Y dentro de todos ellos, uno de los más importantes, el término Benchmark, o por su traducción punto de comparación, es un parámetro que se emplea para evaluar el rendimiento de un activo.
A modo de resumen, este término es una referencia que se usa para hacer comparaciones. Por ejemplo, a la hora de medir la renta variable de una cartera en España, el benchmark más habitual es el Ibex 35. Un índice que, a grandes rasgos, sirve para contrastar el comportamiento de un fondo estándar en un periodo concreto de tiempo. Sin embargo, son muchos los factores que juegan un papel relevante en lo relativo a este término.
Todo lo que debes saber sobre el benchmark y su utilidad
Es importante remarcar que cada fondo o sociedad usa el benchmark que mejor se ajuste a sus objetivos. Esto quiere decir que el punto de comparación que emplea una empresa para medir un parámetro puede ser inútil para otra, y lo mismo ocurre a la inversa. Pero lo primero que debe hacer cualquier persona en el ámbito financiero, es reconocer los dos tipos de benchmark con los que se puede encontrar.
En primer lugar, nos topamos con los benchmarks internos, que son aquellos que se basan en datos históricos de la propia empresa o institución, los cuales utilizan para comparar con los parámetros en otro momento concreto. Los benchmark externos, por su parte, son los que utilizan los datos de otras empresas o instituciones dedicadas a su mismo sector, ya sea en el mismo momento o en cualquier otro.
Por otro lado, es fundamental también conocer todos los contextos económicos en los que un benchmark puede ser útil. Comenzado por los mercados financieros, que, como ya hemos mencionado antes, utilizar estos benchmark para comparar el rendimiento de un fondo de inversión con índice de referencia, como puede ser el Ibex 35. Este es el marco más habitual en el que se emplean los benchmark, pero no es, ni de lejos, el único.
También tienen una gran relevancia en lo relativo a la gestión empresarial, ya que las propias empresas lo utilizan para comparar su eficiencia operativa con la de sus competidores, y también a la gestión de riesgos, ya que es un método de medición muy fiable con el que se puede evaluar el riesgo de un activo o cartera de inversiones, determinando la rentabilidad de la misma operación.
De este modo, queda claro que estos benchmark son una herramienta sumamente útil para evaluar el rendimiento global de una empresa, así como el riesgo de sus activos. Sin embargo, es importante tener en cuenta factores clave, como es el de enmarcar el objetivo de la comparación antes de llevarla a cabo, las características comunes del propio activo o de la empresa en general, y si existen datos suficientes para llevar a cabo una comparación válida.