En el mundo de la economía y las finanzas, uno de los términos más relevantes y ampliamente utilizados es el de activo financiero. Este concepto es clave para entender el funcionamiento de los mercados, la relación entre inversores y empresas, y la creación de valor dentro de una economía.
Estos activos financieros son instrumentos esenciales en el sistema financiero, ya que representan una parte considerable de las inversiones y los ahorros de individuos, empresas y gobiernos. Sin embargo, para explicar su función, es imprescindible comprender a la perfección qué es un activo financiero, sus diferentes tipos y su papel en el ámbito económico.
Todo lo que debes saber sobre los activos financieros
A grandes rasgos, un activo financiero es cualquier instrumento o título que representa un derecho sobre el valor económico de un bien o una obligación de una tercera parte. Dicho de manera más simple, es un derecho contractual que permite a su poseedor reclamar un valor económico futuro, ya sea en forma de dinero, intereses, dividendos o capital. Estos activos no tienen valor intrínseco, sino que derivan su valor del contrato subyacente y de la expectativa de flujo de caja futuro.
Sin embargo, estos activos se distinguen en varios tipos, destacando cinco de ellos por encima del resto. En primer lugar, las acciones representan una parte del capital de una empresa. Cuando un inversor compra acciones de una compañía, se convierte en copropietario de esa empresa y tiene derecho a recibir una parte de los beneficios en forma de dividendos, así como a participar en la toma de decisiones a través del voto en las juntas de accionistas. Las acciones se consideran activos de renta variable, ya que el rendimiento de la inversión depende de los beneficios obtenidos por la empresa.
Por otro lado, los bonos son instrumentos de deuda emitidos por gobiernos, empresas u otras entidades para financiar proyectos o actividades. Al comprar un bono, el inversor está prestando dinero a la entidad emisora a cambio de pagos periódicos de intereses y la devolución del capital al vencimiento del bono. Los bonos se clasifican como activos de renta fija, ya que los pagos de intereses suelen estar predefinidos.
En tercer lugar, los depósitos en cuentas bancarias también se consideran activos financieros, ya que representan una obligación del banco hacia el titular de la cuenta. A cambio de mantener dinero en una cuenta de ahorro o a plazo, el banco paga intereses al titular.
También son importantes los derivados financieros, que son instrumentos cuyo valor depende de otro activo subyacente, como acciones, bonos, divisas o materias primas. Los ejemplos más comunes son las opciones y los futuros. Estos activos son utilizados principalmente para la especulación y la cobertura de riesgos, pero debido a su complejidad, están más dirigidos a inversores experimentados.
Por último, pero no menos importante, los fondos de inversión son vehículos que agrupan el capital de varios inversores para comprar una cartera diversificada de activos financieros, como acciones y bonos. Los inversores compran participaciones en el fondo y obtienen una parte proporcional de los rendimientos generados.
En resumen, los activos financieros son instrumentos clave en el ámbito económico que representan derechos sobre futuros beneficios financieros. A través de estos activos, los inversores pueden generar rendimientos, mientras que las empresas y los gobiernos obtienen los recursos necesarios para financiar sus actividades.