Dentro de todos los anglicismos que juegan un papel importante en el ámbito económico, el término Quantitative Easing, traducido al español como Flexibilización Cuantitativa, es uno de los más importantes, ya que se trata de una de las actividades más relevantes en lo que respecta al funcionamiento de la economía a nivel global.
En resumidas cuentas, se trata de una política monetaria no convencional, que se basa en que el banco central de un país compra enormes cantidad de distintos tipos de activos financieros. Unos activos entre los que destacan bonos del gobierno o bonos corporativos. Y el objetivo de esta función es aumentar la liquidez de un sistema financiero y, del mismo modo, estimular la economía.
Los efectos colaterales del Quantitave Easing
No obstante, es importante remarcar que se trata de una acción que se lleva a cabo cuando todas las medidas monetarias convencionales, tales como la bajada de los tipos de interés, no son motor suficiente para impulsar la economía, y se tiene que recurrir a medidas más arriesgas. Por otro lado, también es importante remarcar que la aplicación de esta práctica también puede conllevar varios efectos a nivel económico en el sistema financiero del país en cuestión.
En primer lugar, la práctica de esta flexibilización cuantitativa lleva a reducir los tipos de interés en el sistema financiero. Esto se debe a que el aumento de la demanda de activos financieros por parte del banco central hace que el precio de los mismos suba, a la vez que su rendimiento baja. De este modo, los tipos de interés para otros préstamos, como pueden ser, sin ir más lejos, los hipotecarios, también tiendan a bajar.
Otro de los efectos colaterales de la aplicación del QE es el aumento de la liquidez en el propio sistema financiero. Y es que al adquirir estos activos, el banco central no solo crea dinero nuevo, sino que lo inyecta directamente en el sistema financiero. Esto supone que se aumenta la cantidad de dinero que circula en la economía, de modo que tantos las empresas como las personas físicas o jurídicas tienen más posibilidades de obtener préstamos.
El tercer y último efecto colateral que puede conllevar la puesta en escena de esta práctica es la depreciación de la moneda. Algo lógico, por otra parte, ya que aumenta la oferta del dinero en circulación. Esto es algo que puede terminar siendo positivo para el sistema financiero de un país, ya que una moneda más débil hace que las exportaciones sean más competitivas y, de este modo, la economía se estimule y se regule a sí misma.
No obstante, más allá de estos efectos beneficios, la flexibilización cuantitativa también puede conllevar efectos negativos. Efectos como la inflación, la desigualdad o la dependencia son solo algunos de los que pueden hacer acto de presencia una vez que esta política monetaria se pone en juego, por lo que solo es recomendable emplearla cuando la situación lo requiera, sin precipitarse, y habiendo agotado antes el resto de posibilidades.