Prima de emisión: qué es y cómo se calcula

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Dentro de los muchos conceptos que juegan un papel importante a nivel económico, la prima de emisión es uno de los más desconocidos a nivel general. También conocida como prima de suscripción, se trata de un cargo adicional que pagan los inversores por comprar valores de renta fija a una empresa emisora, como puede ser la compra de un bono o una acción.

El objetivo en torno al que gira este concepto es que los nuevos accionistas compensen los gastos de los antiguos. ¿Cómo? Haciendo que estos sean los encargados de pagar por las plusvalías generadas por la empresa antes de su entrada en dicha sociedad. Sin embargo, son muchos los factores importantes a tener en cuenta respecto a este término.

La importancia de la prima de emisión en el mercado

En primer lugar, es fundamental conocer que este concepto se expresa como un porcentaje del valor nominal del título, y es utilizado para compensar a la propia empresa por todos los costos asociados a la emisión de su valor, tales como los costos de suscripción, de asesoría financiera, de marketing… Una cantidad que puede variar en función de una serie de factores, sobre los que destacan tres.

En primer lugar, el tipo de valor de renta fija, ya que las primas de emisión suelen ser más altas para los bonos de alto riesgo que para los de bajo riesgo, como puede ser el caso de los bonos basura. Seguidamente, la calificación crediticia de la empresa también es fundamental, ya que las empresas con una calificación más baja, por norma general, suelen pagar primas de emisión más altas.

Por último, y como es habitual en el ámbito mercantil, las condicione del mercado también tienen un papel importante. Y es que, en un mercado con tasas de interés bajas, las empresas emisoras habitualmente tienen que ofrecer primas de emisión más altas para captar la atención de los inversores. Y, de hecho, de esta prima de emisión se deduce el precio de emisión del valor de renta fija, que es el precio final al que se vende el valor a los inversores.

Por ello, y hablando desde el punto de vista matemático, el precio de la emisión es equivalente al valor nominal del título menos la prima de emisión. Pero, ¿y qué sacan los inversores de este concepto? A largo plazo, aquellos inversores que han pagado una prima de emisión esperan recuperarlo en forma de intereses a lo largo de la vida del valor de esa renta fija.

No obstante, y como es habitual, se trata de una operación arriesgada, ya que la prima de emisión no ofrece un rendimiento garantizado, y pueden darse casos como que el valor del título caiga en un mercado secundario, por lo que los inversores también pueden perder dinero en esta operación. Por ello, es importante que los inversores analicen los riesgos asociados a esta operación antes de llevarla a cabo.

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