Las obligaciones del Estado son instrumentos financieros emitidos por los gobiernos para financiar sus actividades y cubrir déficits presupuestarios. Funcionan como una forma de deuda pública: los inversores que compran estas obligaciones prestan dinero al Estado a cambio de un retorno en forma de intereses. Por ello, estas emisiones son comunes en muchos países y suelen ser vistas como inversiones de bajo riesgo, ya que están respaldadas por el gobierno emisor.
En el ámbito económico, las obligaciones del Estado suelen tener plazos de vencimiento más largos, generalmente superiores a cinco años, en comparación con otros instrumentos como letras del tesoro, que son de corto plazo. Ofrecen una rentabilidad fija, lo que las hace atractivas para inversores que buscan ingresos estables a largo plazo. Además, su funcionamiento permite al gobierno obtener recursos para financiar proyectos de infraestructura, programas sociales o el pago de deuda existente.