Un mercado organizado, en el ámbito económico, es un espacio donde se realizan transacciones de bienes, servicios o activos financieros bajo reglas establecidas y con mecanismos de regulación y supervisión. Estos mercados funcionan con un alto grado de formalidad y garantizan transparencia, seguridad y equidad en las operaciones.
Una de las principales características de los mercados organizados es la presencia de intermediarios, como corredores o casas de bolsa, que facilitan las transacciones. Además, estos mercados suelen estar regulados por entidades gubernamentales o independientes, que garantizan que las operaciones sean transparentes y justas. Por ello, el papel de los mercados organizados en la economía es crucial, ya que proporcionan un entorno seguro para que los inversores canalicen capital hacia proyectos productivos, fomentando el crecimiento económico y facilitando la liquidez en los sistemas financieros.
Dentro de estos mercados organizados incluyen las bolsas de valores, como la Bolsa de Nueva York o la Bolsa Mexicana de Valores, donde se negocian acciones, bonos, y otros instrumentos financieros. También existen mercados organizados para productos específicos, como materias primas o divisas. En estos mercados, los precios se determinan por la interacción de la oferta y la demanda, y están sujetos a estrictas normas que buscan evitar prácticas fraudulentas o manipulaciones.