Dentro de las muchísimas definiciones económicas con las que podemos encontrarnos en el día a día, los hedge funds o fondos de cobertura, por su traducción al español, es uno de los conceptos más difíciles de definir debido a la multitud de acepciones a las que puede hacer referencia, ya que se trata de fondos de inversión con características muy diversas.
No obstante, si hubiera que tomar la acepción que mejor se adapte a la realidad de este término, los hedge funds son vehículos de inversión privados que, en resumidas cuentas, utilizan una enorme variedad de estrategias con el objetivo principal de generar rendimiento para los inversores de estos fondos. Y aquí te explicaremos con más detalles sobre este concepto.
Los puntos clave de los fondos de cobertura, al detalle
Es importante conocer todos los aspectos que rodean a estos fondos de cobertura. Y la principal característica que los distingue de los fondos mutuos es su estructuración, ya que no están regulados. Un hecho que incremente en gran medida la flexibilidad con la que estos fondos permiten invertir, a través de distintas estrategias como el apalancamiento o el arbitraje en busca de obtener beneficios.
No obstante, es también importante remarcar que se trata de inversiones de alto riesgo, algo que va de la mano con el alto rendimiento de las mismas. Por ello, no se trata de fondos accesibles para todo el mundo, sino que los inversores deben ser personas físicas con un alto patrimonio neto, que busquen generar rendimientos absolutos en todo momento, y no únicamente superar un índice de referencia.
Por otro lado, es importante también remarcas los cuatro tipos de hedge funds que existen: el direccional apuesta por la dirección del mercado, ya sea al alza o a la baja. El neutral busca beneficios independientemente de esta dirección. El event-driven se centra en situaciones muy concretas y específicas, como podrían ser las fusiones o las adquisiciones. Y el macro, como su propio nombre indica, invierte únicamente en activos macroeconómicos, como divisas y bonos.
En lo relativo a las estrategias utilizadas en estos fondos, destacan tres: una estrategia de apalancamiento, que utiliza la deuda para aumentar el potencial de retorno, con el riesgo que ello conlleva. Otra de arbitraje, que busca explotar las diferencias de precio entre activos de valor similar en distintos mercados. Y por último, una estrategia de posiciones largas y cortas, que consiste en invertir tanto en activos que creen que subirán de valor, como en aquellos que creen que bajarán de valor.
La ausencia de regulación que marca la diferencia respecto a otros fondos, como pueden ser los mutuos, genera ciertas preocupaciones en lo relativo a la transparencia de los mismos. Además, es importante remarcar los altos riesgos implícitos en este tipo de fondos, ya que la falta de liquidez podría suponer que los activos no se puedan vender tan fácilmente como otro tipo de fondos, y, además, las comisiones elevadas también elevan la inversión que se debe llevar a cabo para actuar dentro de este tipo de fondos.