Aunque estén relacionadas, la evasión y la elusión son dos prácticas distintas que tienen un impacto significativo en la recaudación de impuestos y en la equidad del sistema tributario.
La evasión fiscal se refiere a la acción ilegal de ocultar o manipular ingresos, activos o transacciones para evitar el pago total o parcial de impuestos debidos al Estado.
Este comportamiento fraudulento puede implicar la falsificación de registros contables, la subdeclaración de ingresos o la utilización de estructuras opacas con el fin de evadir la fiscalización tributaria.
La evasión fiscal no solo priva al Estado de recursos vitales para financiar servicios públicos, sino que también distorsiona la competencia económica y socava la confianza en el sistema tributario.
La elusión fiscal no es ilegal
Aunque la elusión fiscal es legal, implica el aprovechamiento de lagunas o vacíos en la legislación fiscal para reducir la carga impositiva de manera artificial.
A diferencia de la evasión, esta se lleva a cabo mediante estrategias de planificación fiscal agresiva, como la creación de empresas ficticias, la transferencia de beneficios a jurisdicciones con menor tributación o la aplicación de esquemas de ingeniería financiera para minimizar el pago de impuestos de manera legal pero cuestionable.
A pesar de su legalidad, plantea dilemas éticos y sociales, ya que puede erosionar la base impositiva y aumentar la carga fiscal para los contribuyentes cumplidores, además de generar desigualdades económicas y fiscales.
Planificación fiscal
Es el proceso de organizar las actividades financieras y transacciones de una persona, empresa u otra entidad de manera que se minimice la carga impositiva.
Se trata de utilizar estrategias legales y éticas para optimizar la situación fiscal, aprovechando al máximo los beneficios fiscales disponibles dentro del marco legal establecido por las autoridades tributarias.
En España, la planificación fiscal puede involucrar diversas acciones para minimizar la carga impositiva, como las siguientes:
- Optimización de deducciones fiscales: Los contribuyentes pueden aprovechar las deducciones por inversión en vivienda habitual, deducciones por aportaciones a planes de pensiones, o deducciones por gastos de guardería. Las empresas también pueden beneficiarse de deducciones por I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) u otras actividades específicas.
- Elección de estructuras empresariales: Dependiendo del tipo de negocio y sus circunstancias particulares, puede ser beneficioso elegir una estructura empresarial específica para minimizar la carga impositiva. Por ejemplo, en algunos casos puede ser más ventajoso operar como autónomo, mientras que en otros casos puede ser más beneficioso constituir una sociedad limitada (SL) o una sociedad de responsabilidad limitada (SRL).
- Planificación de inversiones: La planificación de inversiones puede ayudar a reducir la carga impositiva al aprovechar incentivos fiscales específicos o estructurar las inversiones de manera que se minimicen los impuestos sobre los rendimientos. Por ejemplo, invertir en productos financieros que ofrezcan beneficios fiscales, como los planes de pensiones o los fondos de inversión con ventajas fiscales, puede ser una estrategia efectiva.
- Gestión de ingresos y gastos: La gestión cuidadosa de los ingresos y gastos puede ayudar a optimizar la situación fiscal. Por ejemplo, dividir los ingresos entre miembros de la familia para aprovechar los tramos fiscales más bajos, o planificar grandes gastos para momentos en los que se puedan aplicar deducciones fiscales específicas, pueden ser estrategias útiles.
- Aprovechamiento de incentivos fiscales locales: Además de las deducciones y beneficios fiscales a nivel nacional, en España también existen incentivos fiscales regionales y locales que pueden ser aprovechados. Estos pueden incluir exenciones fiscales para determinadas actividades económicas o inversiones en regiones específicas.