La depresión económica es una fase severa y prolongada de declive en la actividad económica que sigue a una crisis financiera. A diferencia de las recesiones, que son relativamente comunes y de corta duración, las depresiones son más profundas y duraderas, con efectos devastadores en la economía y la sociedad.
¿Qué es una depresión económica?
Una depresión económica se caracteriza por una significativa y sostenida caída en la actividad económica. Este fenómeno se manifiesta a través de una drástica disminución en la demanda de bienes y servicios, lo que lleva a una reducción de la inversión y de los salarios. Como resultado, la capacidad adquisitiva de las personas disminuye, lo que a su vez reduce el consumo, creando un ciclo vicioso que profundiza la crisis.
En este contexto, las teorías económicas intentan explicar las causas y las condiciones que perpetúan estas depresiones. Desde una perspectiva keynesiana, se considera que la falta de demanda agregada es la principal causa de estas crisis prolongadas. Por otro lado, el marxismo ve las depresiones como una manifestación de las fallas estructurales inherentes al capitalismo.
Identificación de una depresión económica
A diferencia de las recesiones, que se definen generalmente por dos trimestres consecutivos de contracción del Producto Interno Bruto (PIB), no existe un consenso claro sobre cuándo una crisis económica se convierte en una depresión. Algunos economistas sugieren que una depresión podría definirse por una caída del PIB de más del 10% o una recesión que se extiende por más de tres años. En términos generales, se habla de depresión cuando la recesión se prolonga y la economía no muestra signos de recuperación en sus principales indicadores.
Causas de las depresiones económicas
Según John Maynard Keynes, la insuficiencia en la demanda de bienes y servicios es la principal causa de las depresiones económicas. Las caídas en la actividad económica pueden ocurrir debido a una disminución de la demanda agregada, que incluye la reducción del consumo, la inversión y el gasto público. Alternativamente, una caída en la oferta agregada, donde las empresas reducen su producción, también puede desencadenar una depresión.
En el corto plazo, estos fenómenos pueden llevar a una contracción de la actividad económica, afectando tanto a los consumidores como a las empresas. La falta de confianza en el futuro económico puede llevar a un ciclo de menor gasto e inversión, exacerbando la situación.
Ejemplos históricos de depresiones económicas
El Pánico de 1837 en Estados Unidos
Uno de los primeros ejemplos significativos de una depresión económica en la historia moderna fue el Pánico de 1837 en Estados Unidos. Esta crisis fue desencadenada por una ola de especulación financiera y una política monetaria restrictiva. En mayo de 1837, los bancos de Nueva York dejaron de hacer pagos en monedas de oro y plata, lo que provocó una crisis de confianza. La economía estadounidense entró en una depresión que duró cinco años, caracterizada por la quiebra de bancos y altos niveles de desempleo. Las políticas del presidente Andrew Jackson y su sucesor Martin Van Buren, que adoptaron una postura de no intervención gubernamental, se consideran factores que agravaron la crisis.
La Larga Depresión (1873-1896)
Conocida en su época como la «Gran Depresión«, esta crisis afectó a gran parte del mundo y coincidió con la Segunda Revolución Industrial. La Larga Depresión comenzó con el colapso de la bolsa de Viena en 1873 y se extendió durante más de dos décadas. Este periodo estuvo marcado por una deflación persistente y una caída en los precios de los productos agrícolas e industriales, lo que llevó a una prolongada contracción económica.
El Crack de 1929 y la Gran Depresión
Quizás el ejemplo más conocido de una depresión económica es la Gran Depresión de los años 30, que comenzó con el colapso de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929. Este evento, conocido como el «Jueves Negro«, marcó el inicio de una crisis que se prolongó durante toda la década de 1930. El colapso bursátil destruyó la riqueza de muchas familias y redujo drásticamente la inversión y el consumo. El nivel de actividad económica no se recuperó completamente hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
La depresión económica es un fenómeno complejo y devastador que puede tener profundas implicaciones para la economía y la sociedad. Comprender sus causas y características es crucial para prevenir y mitigar sus efectos. A través de la historia, las depresiones han mostrado la importancia de una gestión económica prudente y la necesidad de políticas efectivas para estimular la demanda agregada y restablecer la confianza en la economía.