Cuentas de explotación: qué son y cuáles son sus beneficios

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Dentro de todas las definiciones financieras de imprescindible conocimiento a nivel global, el concepto cuenta de explotación es una definición fundamental que gira en torno a todo lo que rodea el conocimiento de una empresa a todos los niveles. Y, a grandes rasgos, se trata de un informe financiero que muestra los resultados de las operaciones en un periodo concreto.

También conocida a nivel global como estado de pérdidas y ganancias, la funcionalidad principal de este concepto gira en torno al conocimiento de todos esos resultados, con el objetivo de tener un conocimiento más específico de todas las transacciones que una empresa lleva a cabo en todos los ámbitos. Pero se trata de un concepto que abarca mucho más que esto.

La utilidad de las cuentas de explotación a nivel empresarial

Y es que la realidad evidencia que estas cuentas de explotación pueden ser muy útiles a todos los niveles. De entre todos los aspectos en los que resulta fundamental, como es lógico, evalúa la rentabilidad de una empresa a nivel global, así como identifica aquellas áreas que son más rentables.

De este modo, es sumamente útil para analizar las tendencias de los ingresos y los costos de una empresa, lo cual, por otro lado, sirve para que se puedan llevar a cabo decisiones importantes en lo relativo a la estrategia de la empresa. Pero más allá de esto, esta cuenta de explotación consta de tres pilares fundamentales.

En primer lugar, destacan los ingresos, que son, en resumidas cuentas, los recursos financieros que la empresa ha generado en ese periodo de tiempo en cuestión. Y estos ingresos derivan, principalmente, de las ventas que la empresa ha obtenido con sus productos o servicios, pero también hay que tener en cuenta otros ingresos, como pueden ser los alquileres, los intereses o las comisiones.

El segundo pilar son los costos, es decir, los gastos que la empresa ha tenido que realizar para generar esos ingresos. Unos costos que derivan de dos espacios: los costos de ventas, derivados de aspectos directamente relacionados con la producción o compra de los productos de esa empresa, así como los gastos de explotación, entre los que se engloban los suministros, los salarios, y todos los servicios públicos que ofrece la empresa a nivel global.

Por último, los beneficios son el tercer pilar, siendo la diferencia entre los ingresos y los costos. Unos beneficios que, por otra parte, pueden ser de tres tipos: el beneficio bruto es la diferencia entre los ingresos y el costo de ventas. El beneficio operativo es la diferencia entre ese beneficio bruto y los gastos de explotación. Y, por último, el beneficio neto es el beneficio final que obtiene la empresa, después de la deducción de todos los impuestos y otros gastos no operativos.

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