Cuentas de crédito, ¿cómo funcionan?

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En el ámbito financiero, son muchos los conceptos fundamentales a tener en cuenta, especialmente a la hora de hablar de las cuentas bancarias. Son muchos los tipos de cuenta bancaria que existen, pero, dentro de todos ellos, la realidad es que la cuenta de crédito es uno de los más conocidos a nivel global.

La principal característica de este tipo de cuenta bancaria es que permite al titular alcanzar un saldo negativo. Esto significa que, hasta alcanzar un límite preestablecido de forma previa, el titular de la cuenta puede gastar más dinero del que tiene depositado en la cuenta. Un tipo de cuenta fundamental para que los usuarios puedan ajustar sus necesidades de liquidez, aunque tiene ciertos matices.

Todos los aspectos a tener en cuenta sobre las cuentas de crédito

Sin embargo, y como cabría esperar, no se trata de un servicio que se ofrezca a los titulares de este tipo de cuentas a cambio de nada. Y es que es necesario el pago de unos intereses también preestablecidos para hacer uso de estas características. Unos intereses que se ajustan al saldo negativo que al propio titular mantiene. A pesar de esto, es un tipo de cuenta muy empleado por individuos y empresas, que obtienen una vía de liquidez inmediata.

Pero, más allá de esto, ¿cómo funcionan este tipo de cuentas? El primer aspecto a tener en cuenta es que es el propio banco el que establece la cantidad máxima que el titular puede gastar. Un titular que, además, puede disponer del dinero de esta cuenta a través de diversos tipos de medios, como tarjetas de débito, crédito, o cheques. Y cada vez que el titular hace uso de esta cuenta, genera una deuda que, por norma general, se paga a final de mes.

Entre las características que dan forma a este tipo de cuenta, destacan el ya mencionado límite de crédito, que determina la cantidad que el titular de la cuenta puede gastar, el tipo de interés, acordado con el banco, y que marca el porcentaje que este titular debe pagar sobre su saldo negativo, y también las comisiones que el banco cobrará por el uso de esta cuenta, ya sean comisiones por disposición de efectivo, por pagos atrasados…

Dicho esto, son muchas las ventajas que este tipo de cuenta brinda a sus usuarios, empezando por la flexibilidad y la comodidad que brinda al titular el hecho de disponer de dinero siempre que lo necesite. Destaca también la seguridad, puesto que el titular jamás se hará cargo de las operaciones fraudulentas que se lleven a cabo desde esa cuenta, y también la posibilidad de crear un historial crediticio positivo.

No obstante, no todos los aspectos son positivos. Y es que entre las desventajas de este tipo de cuenta, más allá de los ya mencionados intereses y comisiones, destaca también el endeudamiento hacia el que se puede dirigir el titular de la cuenta si no hace uso del crédito disponible de una forma responsable. Algo que, de manera colateral, le puede llevar al pago de una deuda que podría resultar difícil pagar.

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