Cuenta de valores: qué es y para qué sirve

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Dentro de todos los factores que juegan un papel fundamental en lo relativo a la gestión de una entidad financiera, la cuenta de valores es uno de los actores principales. Se trata de una cuenta abierta por cualquier tipo de entidad, desde un banco hasta una sociedad de valores, para gestionar la compra, venta y custodia de activos.

Una cuenta que, en la práctica, engloba el conjunto de anotaciones contables en las que el intermediario refleja todas las operaciones y saldos de la cartera de valores de un inversor. Por ello, esta cuenta de valores representa un espacio seguro y organizado para los inversores, de la mano del cual pueden llevar a cabo sus inversiones con un menor riesgo.

Todos los aspectos fundamentales sobre las cuentas de valores

Un concepto que, sin embargo, engloba varios frentes. Es importante distinguir entre los distintos tipos de cuentas de valores con los que nos podemos topar, que ascienden a cuatro. Comenzando por la cuenta individual, el tipo más común de las cuatro opciones, que se destina a un único titular. A diferencia de esta, la cuenta conjunta permita que dos o más personas sean titulares de la misma.

Por otro lado, la cuenta de valores para menores es menos habitual, y su función principal consiste en que un menor de edad tenga capacidad para invertir en el mercado de valores, siempre y cuando lo haga a través de un tutor legal. Por último, la cuenta de valores profesional está destinada a aquellos inversores profesionales que realizan más operaciones y de mayor importancia.

Más allá de los tipos, existen puntos en común entre todas estas cuentas. En primer lugar, la compra y venta de activos es el principal factor que puede llevar a una persona a abrir una cuenta de valores. Sin embargo, la custodia de activos a la que conlleva a la entidad financiera firmante, también es un aspecto importante. También las comisiones derivadas de la apertura y mantenimiento de una cuenta de valores es un aspecto común entre los distintos tipos de cuenta.

Entre las ventajas derivadas de la apertura de una de estas cuentas, destaca en primer lugar el acceso al mercado de valores, que permite al inversor tener acceso a una gama interminable de activos financieros sobre los que invertir. Por otro lado, brinda a las gestiones una gran comodidad y seguridad, ya que es la entidad financiera la que se encarga de la custodia de dichos activos.

Sin embargo, su apertura también trae consigo algunas desventajas. La más obvia es la presencia de comisiones, que si bien varían en función de la entidad financiera que lo coteje, siempre están presentes. Sin embargo, tal y como ocurre en casi todos los ámbitos de inversión financiera, los riesgos de inversión son altos, ya que el valor de los activos puede fluctuar con el tiempo y, por ende, generar pérdidas.

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