Dentro de todos los términos fundamentales que se deben conocer en lo relativo a la gestión de las tarjetas o créditos bancarios, el crédito revolving es no solo uno de los más conocidos, sino también uno cuyo uso está más extendido a todos los niveles, ya que funciona de una forma muy similar a una tarjeta de crédito.
A modo resumen, se trata de un tipo de préstamo flexible concedido por una entidad financiera a un cliente, con la peculiaridad de que cuenta con un tiempo determinado a lo largo del cual el cliente tendrá un saldo disponible para llevar a cabo cualquier tipo de compra o pago, pero tiene muchas peculiaridades respecto a las tarjetas de crédito.
Los detalles del funcionamiento del crédito revolving
El aspecto fundamental que caracteriza a este tipo de créditos es el hecho de que, más allá de establecer un periodo predeterminado en el cual se pueden llevar a cabo los pagos, no cuenta con un límite de gasto preestablecido el cual no se puede superar, ya que el saldo disponible dentro del crédito varía en función de dos aspectos fundamentales: las necesidades concretas y la capacidad de pago.
Por otro lado, una de las grandes diferencias que tiene respecto a los préstamos tradicionales, es que con el uso de estos créditos pagas únicamente los intereses del dinero que usas. Y es que en otro tipo de préstamos, los intereses a pagar se calculan a partir del total del préstamo, por lo que aquí esa cantidad se ajusta única y exclusivamente al salgo del que hagas uso.
Otra de las grandes peculiaridades de este tipo de crédito es el hecho de que se puede devolver el dinero utilizado en cuotas mensuales, ya que el importe de estas cuotas se calcula en función del saldo utilizado y del tipo de interés de ese crédito. Por ello, y como efecto colateral, también es posible volver a utilizar ese salgo una vez realizado el pago, ya que a medida que se devuelve el dinero utilizado, el saldo disponible se renueva.
Estos aspectos hacen que este tipo de crédito sea una opción muy a tener en cuenta desde varios puntos de vista, ya que tiene muchas ventajas, principalmente para aquellos que quieren financiar compras a plazos sin necesidad de pedir un préstamo al uso, o para aquellos que quieren cubrir aquellos gastos imprevistos, además de ser la opción perfecta para quienes quieren tener un control estricto sobre sus gastos.
Sin embargo, si no se usa con cuidado, también puede tener ciertos inconvenientes en lo relativo a su uso, ya que si no se realizan los pagos a tiempo, se pueden aplicar comisiones por demora, del mismo modo que si no se controla el gasto mínimo también se puede entrar en un ciclo de deuda. Pero teniendo en cuenta la función para la que estos créditos están pensados, se trata de una opción que puede sacar de un apuro a más de uno.