Un crédito blando es un tipo de financiamiento caracterizado por condiciones más favorables que las ofrecidas en el mercado financiero tradicional. En el ámbito económico, estos créditos suelen tener tasas de interés bajas, plazos de pago extendidos y, en algunos casos, períodos de gracia antes de que comience el reembolso. Su principal objetivo es impulsar proyectos con impacto social o económico positivo, como emprendimientos, iniciativas de desarrollo sostenible o mejoras en infraestructura.
Estos créditos blandos son ofrecidos comúnmente por gobiernos, instituciones financieras internacionales o bancos de desarrollo. Estas instituciones utilizan los créditos blandos como una herramienta para fomentar el crecimiento en sectores estratégicos o en países en vías de desarrollo. Por ejemplo, un país puede recibir un crédito blando para financiar proyectos de energía renovable, educación o salud.