En la actualidad, los impuestos juegan un papel fundamental en la mayoría de sociedades contemporáneas. Del mismo modo, unido a este concepto, podemos toparnos con muchos otros que están relacionados y juegan un papel igual de importante, como es el caso del Beneficio Antes de Impuestos, más comúnmente conocido como BAI.
Un término que, a grandes rasgos, hace referencia al indicador financiero que mide la rentabilidad operativa de una empresa en un momento determinado. Un resultado que obtienen todas las empresas después de restar a los ingresos todos los gastos que se han llevado a cabo en un periodo fiscal concreto, exceptuando, lógicamente, el impuesto de sociedades. Pero se trata de un concepto que tiene muchos más matices.
Todo lo que debes saber sobre el Beneficio Antes de Impuestos
Dicho de otra forma, el Beneficio Antes de Impuestos es un medidor importante, puesto que refleja la ganancia que obtiene una empresa antes de considerar la fiscalidad y su impacto sobre el beneficio final real. Por ello, mide con exactitud si las actividades principales llevadas a cabo por una empresa en un periodo concreto son realmente rentables. Pero la utilidad de este indicador va mucho más allá de esto.
Y es que más allá de analizar la rentabilidad operativa de una empresa y compararla con otras del mismo sector, es también un medidor ideal para evaluar la capacidad de generar efectivo que posee una empresa. Esto se debe a que refleja la cantidad de efectivo generada por una empresa antes de pagar intereses e impuestos, por lo que es considerado uno de los medidores financieros más fiables.
De este modo, también es un indicador ideal para tomar decisión de inversión, ya que se trata de un medidor no solo de la rentabilidad actual de una empresa, sino también de su rentabilidad potencial, además de compararla a corto, medio y largo plazo con la de otras empresas. Y la sencillez de su cálculo, que consiste únicamente en restar los gastos operativos a los ingresos totales, hacen de este un medidor de los más utilizados.
Pero en este punto, surge una pregunta: ¿Cuáles son los gastos operativos incluidos en el cálculo del BAI? A grandes rasgos, pueden destacar cuatro por encima del resto: en primer lugar, el costo de ventas engloba a los gastos directamente relacionados con la producción y venta de los servicios de esa empresa. Son importantes también los gastos administrativos, entre los que se engloban el alquiler, los salarios, los servicios públicos…
En tercer lugar, los gastos de investigación y desarrollo también son incluidos en estos gastos operativos, y son uno de los gastos imprescindibles en la mayoría de empresas. Y por último, pero no menos importante, la depreciación y amortización, que incluye la parte del valor de los activos fijos gastados durante un periodo contable, también juegan un papel importante dentro de la lista de los gastos operativos.