Ecológicas o conectadas al móvil: las mascarillas que vienen
La pandemia ha hecho que la mascarilla se haya convertido en un elemento de uso común prácticamente en todo el mundo
Desde hace unos meses, el mundo entero no ha tenido otra palabra y otro objeto en su boca. La pandemia de Covid-19 ha obligado a que las mascarillas se conviertan en un accesorio indispensable en nuestro día a día, hasta tal punto que su uso se ha hecho prácticamente obligatorio en todo el país.
Si bien las de tela o las mascarillas quirúrgicas son suficientes para limitar la propagación del coronavirus, algunas marcas no han perdido el tiempo a la hora de aprovechar este lucrativo negocio. Después de los diseñadores de moda, ahora es el turno de startups y compañías tecnológicas, que parecen dispuestas a hacer de la mascarilla un objeto high-tech.
Ya sean simples gadgets o verdaderos objetos innovadores, las mascarillas 2.0 comparten una característica: su precio es mucho más elevado que el de las de uso común. Pero algunas son más duraderas y respetuosas con el medio ambiente, otras facilitan la comunicación o incluso son capaces de desinfectarse por sí solas, limitando aún más la propagación del virus.
La mayor parte de estas mascarillas de alta tecnología aún están en etapas de desarrollo, pero podrían comenzar a comercializarse pronto.
Este es un repaso a algunos de los tipos de mascarillas que podrías llevar en el futuro.
Mascarillas transparentes
Uno de los primeros problemas con los que se han encontrando de manera inmediata las personas sordas o con problemas de audición es la imposibilidad de poder leer los labios de la gente al tener la boca cubierta con la mascarilla. Un obstáculo que los emprendedores han intentando solucionar de manera rápida a través del desarrollo de modelos de mascarillas transparentes.
Anissa Mekrabech, su hermana Souad Mekrabech y su amiga Aïda Najjar crearon la mascarilla inclusiva, con un elemento incrustado de plástico de PET (tereftalato de polietileno) que deja ver la boca. Después de conseguir una serie de fondos en la plataforma Gofundme y pasar una prueba de conformidad, la mascarilla inclusiva ha podido empezar a venderse en Francia. El producto ya está disponible en su web por 10,9 euros.
Otro francés, Pierre Blondon, tuvo una idea similar durante el confinamiento. Junto a un grupo de ingenieros y diseñadores, ha desarrollado una mascarilla transparente, también adecuada para niños, que protege al tiempo que permite «ver emociones y sonrisas». El producto final, llamado Civility, está equipado con un filtro extraíble que se cambia cada 12 horas. Aunque, por el momento, la mascarilla Civility solo puede reservarse en la plataforma de crowdfunding de Indiegogo.
La empresa suiza HMCARE ha inventado una mascarilla hecha a partir de una membrana microporosa transparente, que deja pasar más aire y obstruye menos la respiración que los modelos de plástico transparente. Llamada HelloMask, aún no se comercializa, pero su patente ya ha sido presentada.
Mascarillas autodesinfectantes
Esta es sin duda la innovación que más interés despierta en los inversores: las mascarillas autodesinfectantes, capaces de eliminar posibles restos de coronavirus.
Para acabar con el patógeno, existen varias técnicas más sofisticadas que lavar las mascarillas en la lavadora a 60ºC. Una de ellas consiste en utilizar lámparas de luz ultravioleta.
Siguiendo esta técnica, la empresa Yanko Design ha diseñado un modelo transparente, conocido como LEAF, equipado con un sistema de lámparas UV-C que destruye los agentes patógenos y esteriliza así la mascarilla.
La invención de Yanko Design ha sido homologada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la autoridad sanitaria estadounidense, pero aún está en desarrollo en la plataforma Indiegogo sin que se conozca la fecha oficial de comercialización.
Huami, la filial de Xiaomi que produce pulseras inteligentes, también está inmersa en el proceso de desarrollar una mascarilla con lámpara UV autodesinfectante transparente. El sistema podría desinfectarla completamente en 10 minutos conectándola a través de un puerto USB, como explicó la compañía al medio TechCrunch.
La empresa estadounidense LIGC Applications encontró otra técnica de limpieza después de cinco años de investigación. Basándose en su hallazgo ha desarrollado el Guardian G-Volt, una mascarilla que incorpora un sistema de filtración de grafeno que puede ser esterilizada al conectarla a una fuente de energía. Las corrientes eléctricas enviadas permiten repeler las partículas retenidas en el filtro. Su crowdfunding en Indiegogo se ha cerrado, por lo que la mascarilla podría ponerse a la venta pronto.
Mascarillas conectadas a tu smartphone
En la era de los objetos conectados parece impensable que las compañías tecnológicas fueran a perder la oportunidad de llevar esa tecnología a las mascarillas.
La empresa japonesa Donut Robotics ya ha desarrollado la C-Face, una mascarilla «inteligente» que se conecta por bluetooth a una aplicación móvil, permite enviar voz a otro teléfono, transcribir tus palabras o traducir a ocho idiomas. El proyecto incluso planea recurrir a la realidad aumentada y virtual en el futuro. Aunque como inconveniente la mascarilla conectada no protege frente a las las gotículas de COVID-19, por lo tanto, debe usarse sobre una mascarilla tradicional.
La compañía china Xiaomi ha presentado una patente para una mascarilla inteligente conectada, con filtración electrónica de aire que funciona con batería, e incluye sensores capaces de detectar el tiempo de uso o la cantidad de contaminación absorbida entre otros datos que son enviados a una aplicación móvil. El proyecto está en desarrollo.
Mascarillas ecológicas
Ahora que por fin la conciencia colectiva parecía haber despertado y la preocupación por el medio ambiente se consolidaba, la pandemia de COVID-19 ha hecho aparecer un nuevo tipo de contaminación: los residuos plásticos de las mascarillas de un solo uso que deben ser sustituidas cada 4 horas. Peor aún, algunos incluso las tiran directamente al suelo.
Para frenar este problema, científicos y emprendedores se han lanzado a desarrollar conceptos de mascarillas más respetuosas con el medio ambiente, para seguir protegiéndose del virus mientras se cuida el plantea.
Investigadores de la Universidad Tecnológica de Queensland (Australia) han desarrollado una mascarilla desechable biodegradable hecha a partir de residuos de caña de azúcar, según informó Brisbane Times en abril.
Otro producto natural, el café, ha sido utilizado por la empresa vietnamita Shoe X para crear una mascarilla reutilizable, llamada AirX, que fue lanzada a finales de 2019. La tela está hecha de una mezcla de posos de café y plástico reciclado que se puede lavar. El diseño AirX ha obtenido la certificación AATCC 100, el estándar para el rendimiento antimicrobiano de los textiles de Estados Unidos.
Aún más futuristas, los diseñadores estadounidenses, Elizabeth Bridges y Garrett Benisch, han desarrollado un prototipo de mascarilla de celulosa biodegradable, compuesto por una bacteria (Xylinum acetobacter), azúcar y agua de té. La membrana es capaz de filtrar al menos el 95% de las partículas, según sus creadores.
El único inconveniente es que estas mascarillas no están aprobadas actualmente por las autoridades sanitarias europeas. Tendremos que esperar un poco más antes de ver llegar al mercado las opciones biodegradables. Mientras tanto, optar por las mascarillas de tela lavables frente a las quirúrgicas desechables ya es un buen comienzo.
Mascarillas iluminadas con LED
Algunas compañías no han dudado en lanzar al mercado mascarillas acondicionadas con tecnología, altos precios y dudosa utilidad.
Es el caso de la marca Lumen Couture que comercializa mascarillas iluminadas con LED por el módico precio de 95 dólares (unos 80 euros). Un panel electrónico permite escribir o diseñar mensajes a tu elección.
El desarrollador de videojuegos Tyler Glaiel también ha diseñado una mascarilla equipada con LED, que se ilumina con el sonido de la voz del usuario, como explicó a la BBC, haciendo que los efectos de luz imiten el movimiento de los labios. Glaiel, sin embargo, no ha comercializado su invento, pero sí publicó un tutorial para hacerte el tuyo en casa, algo que asegura que es fácil, siempre que se compre el equipo necesario.
Y, para ir un poco más lejos en dispositivos nacidos al calor del coronavirus, la NASA ha desarrollado Pulse, un collar que vibra cuando te tocas la cara. Si te atreves, las instrucciones para hacer uno están disponibles en internet.
Noticia original: Business Insider
Autor: Albane Guichard