El PP andaluz culpa a la campaña de Vox: «cada gilipollez era un punto más para la izquierda»
El entorno de Moreno defiende el liderazgo de Feijóo y la idoneidad de ir a la investidura pero critica la falta de directrices en los territorios sobre los pactos con el partido de Abascal
Para el Partido Popular en Andalucía, Vox es el responsable de la gran movilización con que el bloque PSOE/Sumar ha frustrado las expectativas de Alberto Núñez Feijóo de llegar a la Moncloa: «Cada gilipollez de Vox era un punto más para la izquierda en los trackings», opinan fuentes próximas al presidente Juanma Moreno, que este miércoles, en que se celebra el último pleno del Parlamento en este período de sesiones, celebraba el primer año desde la constitución de su gobierno con mayoría absoluta en la cámara andaluza.
Cada gilipollez, según estas mismas fuentes, sería el rosario de declaraciones altisonantes y acciones con que Santiago Abascal y sus dirigentes han regado la campaña del 23J estas semanas atrás y que han tenido, a su juicio, la respuesta de un mayoritario voto de izquierdas y nacionalistas en las urnas.
«Los conservadores de Vox proceden de muchas corrientes pero muchos son gente seria que no le gustan estas cosas y que no quieren un Podemos de derechas», opinan estas mismas voces. Se interpreta como «estas cosas» ejemplos vistas y escuchadas en campaña como alentar a un nuevo tensionamiento social en Cataluña con un gobierno de PP y Vox, retirar bancos pintados con la bandera arcoiris, eliminar banderas LGTBI de las fachadas de los edificios oficiales o apartarse de las fotos institucionales en los minutos de silencio contra la violencia de género.
«Vox le ha hecho la campaña a Sánchez, ha sido una fábrica de votos de izquierda», opinan rotundos en el entorno del presidente del PP andaluz que pese al resultado obtenido, que les aleja del Gobierno de España por no sumar mayoría absoluta con los escaños del partido de ultraderecha, descartan por completo cualquier tipo de cuestionamiento sobre el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.
De hecho, Moreno fue el primer barón que la noche del 23J, cuando las urnas ya habían arrojado un jarro de agua fría sobre las expectativas del PP, escribió un tuit leído como un cierre de filas con el presidente de su partido. Ese mismo mensaje fue el que trasladó a su llegada el lunes a la Junta Directiva Nacional del partido y el que repitió en la Junta Autonómica ante los suyos, en los que ha destacado la subida considerable en escaños y número de votos respecto a las elecciones de noviembre de 2019, en los que han pasado de 15 a 25 escaños.
Aunque la subida es considerable, lo cierto es que en las filas del PP se esperaba una movilización mayor a favor de Núñez Feijóo desde Andalucía, teniendo como referencia la ola a favor iniciada con la mayoría absoluta lograda el 19J y la reciente consecución de un poder territorial enorme, con las ocho alcaldías de las capitales y 6 diputaciones provinciales.
Cabe señalar que de todos los líderes territoriales Moreno ha sido el barón con el que mejor sintonía y mayores alianzas ha tejido Feijóo desde el principio: cuando la crisis orgánica del PP con Pablo Casado, Moreno señaló al entonces presidente de la Xunta como relevo necesario, le ha servido de cicerone en Andalucía, conquistada con mayoría absoluta tanto en la campaña del 28M como del 23J, y ha rebajado el diapasón del ruido en momentos de cuestionamiento de estrategias internas en Génova.
Otra de las lecturas que deja este 23J, según varias fuentes consultadas por Economía Digital, es que Moreno no es Feijóo y que el mensaje trasladado entones por el primero para concentra el voto útil fue percibido por el electorado como veraz y, sin embargo, la misma petición hecha por el líder gallego no fue captado de la misma forma. «No se creyeron en ningún momento que Feijóo no quería un gobierno con Vox, como sí ocurrió en el caso de Moreno con Olona», explica una fuente. La razón está clara: la campaña se ha desarrollado en el contexto de los múltiples ejemplos por todo el territorio en que el PP ha estrechado la mano de Vox y le ha cedido cuotas de poder institucionales en sus gobiernos municipales y autonómicos.
Con todo, estas mismas fuentes defienden que Núñez Feijóo debe presentarse a la investidura aun sabiendo que los números no dan. «Si va a haber una repetición electoral o una legislatura corta, por inestable por los socios desleales que tiene, qué mejor que presentar tu programa de gobierno en prime time en el Congreso de los diputados«, aventuran estas voces sobre el clima de estabilidad democrática que podrá conseguir Pedro Sánchez.
«Faltó estrategia común con los pactos con Vox»
Y si bien hay unanimidad sobre la oportunidad de que el presidente popular no haga un Rajoy -«porque los ciudadanos siempre han penalizado esas incomparecencias»- lo cierto es que sobre lo acertada de la campaña las opiniones son más diversas.
El entorno más estricto del presidente andaluz cierra filas y traslada que «la campaña de Feijóo no ha tenido ni un fallo», sin embargo otras fuentes del Partido Popular señalan como uno de los fallos «la falta de estrategia con los pactos con Vox». En este sentido, opinan que el anuncio del rápido acuerdo del PP con Vox en la Comunitat Valenciana sorprendió en algunos territorios, así como el enorme ruido en torno a la negociación del Gobierno de Extremadura, donde son múltiples las fuentes consultadas que sitúan uno de los flancos más polémicos y que más ha erosionado la percepción con que el votante ha percibido la relación de PP y Vox.
No en vano, la campaña se ha desarrollado por completo en el contexto de los acuerdos que el Partido Popular ha ido cerrando con el partido de Abascal en todo el territorio tras las elecciones del 28M, tanto a nivel municipal como autonómico, con un continuo goteo de noticias con las que los líderes de PSOE y Sumar han llamado a la movilización de sus basesz.
En público, durante la ronda de ruedas de prensa de los portavoces de las distintas formaciones políticas, Toni Martín, portavoz del Grupo Parlamentario Popular, ha reclamado, en la línea del argumentario de la dirección nacional, que el PSOE facilite el gobierno de la lista más votada y que el PP no va a entrar en negociaciones con «la pandilla de inmoralidad e indecencia» con los que ha negociado Pedro Sánchez a lo largo de la legislatura, que representan ERC y Bildu y a los que ahora se suma «un prófugo de la justicia como Puigdemont», líder desde Waterloo de Junts.