La nueva implosión en la izquierda anticipa la complicada viabilidad del proyecto de Yolanda Díaz

Las desavenencias en Por Andalucía, ahora a cuenta de la expulsión de la Mesa del Parlamento de una diputada de Podemos, abocan a un naufragio del proyecto Sumar en Andalucía en los próximos comicios

Inma Nieto y Yolanda Díaz, junto a otros líderes nacionales, durante el mitin de Por Andalucía en Dos Hermanas (Sevilla). / ÁLVARO MINGUITO

Inma Nieto y Yolanda Díaz, junto a otros líderes nacionales, durante el mitin de Por Andalucía en Dos Hermanas (Sevilla) en el que un pavo real fue el invitado sorpresa. / ÁLVARO MINGUITO

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«Ni cotiza que lleguen a octubre sin pelearse». La maledicencia, también podría calificarse de predicción certera, ha sido habitual en la crónica política desde que las urnas arrojaron el pasado 19 de junio un catastrófico resultado para la izquierda andaluza: 5 diputados, 281.000 votos y convertirse en cuarta fuerza del Parlamento a mucha distancia de Vox, la tercera, tras unos comicios a los que se presentaron bajo el nombre de Por Andalucía. La marca reunió, y a duras penas sigue reuniendo hoy, seis formaciones, de un lado, IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz y de otro Podemos y Alianza Verde. En estos momentos, el diálogo entre ambas partes es nulo, la desconfianza máxima y el camino hasta la prueba de las municipales cada vez más corto para recuperar el voto perdido.

En el 19J, se dejaron por el camino, 12 diputados, más de 300 mil votos y la credibilidad frente a su electorado, que castigó las desavenencias que interfirieron, a última hora, en el registro a Podemos como partido dentro de la coalición. Aquello fue una rocambolesca negociación controlada desde Madrid por Lilith Verstringe, secretaria de Organización de Podemos, y, de otro lado, por las direcciones de IU y Más País a las que se sumó las bendiciones, en la distancia, de Yolanda Díaz, a día de hoy, áuriga de las izquierdas no moradas.

Con el panorama actual en Andalucía, comunidad donde los partidos se juegan en las generales 61 diputados, a la vicepresidenta del Gobierno se le complica aún más las opciones de sacar adelante su proyecto nacional tras este enésimo choque con la dirección de Podemos. Los morados tienen orden en todos los territorios de torpedear las iniciativas que sirvan para ayudar a construir Sumar, la plataforma donde Díaz quiere reunir las sensibilidades de la izquierda.

De hecho, este divorcio ya se escenifica en las decisiones que se están tomando de cara a las elecciones municipales del próximo mayo. En la provincia de Málaga, IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz se proponen ir juntos mientras Podemos ha decidido ir por libre. Se da por hecho que la sintonía personal y la distancia con la que miren lo que ocurre en Madrid será decisiva de cara a posibles acuerdos y confluencias en los municipios.

Cabe recordar que en el terreno local, IU sigue reteniendo un poder que quiere revalidar en estas elecciones, marcando su propia impronta. En las últimas elecciones municipales, el espacio político de las izquierdas consiguieron 1170 concejales, de ellos 1055 para IU; y 64 alcaldías, 63 de IU. La otra es la de Cádiz, que en su día entraba en el cupo de Podemos pero hace tiempo ya que su alcalde, José María González Kichi, al igual que su pareja, la diputada Teresa Rodríguez, rompieron con los de Pablo Iglesias.

Enésima autoinmolación: ¿ahora por qué?

«¿Ahora por qué se han peleado?» Es la pregunta que suele escucharse entre los plumillas. Porque lo cierto es que pese a que apenas tiene cuatro meses de vida, es complicado seguir la intrahistoria de la coalición, tal ha sido la frecuencia de los capítulos sobre sus disputas.

Antes incluso de que se celebrara el primer pleno del primer periodo de sesiones de esta legislatura, la coalición ha vuelto a implosionar. Esta semana la polémica se ha escenificado en el ámbito parlamentario tras la sustitución de la diputada de Podemos Alejandra Durán de la mesa del Parlamento por la diputada de Más País, Esperanza Gómez, en la vocalía reservada para la coalición de izquierdas en el órgano de gobierno de la cámara autonómica. ¿La razón? Podemos intentó registrar una propuesta de reglamento interno de este grupo a espaldas de Inmaculada Nieto, portavoz del grupo.

En virtud de su cargo, Nieto tiene potestad para cambiar al representante de la Mesa y así lo ha hecho apoyada en el resto de partidos que conforman Por Andalucía, donde las tesis de IU cuentan con mayoría. Por su parte, los tres diputados de Podemos recurrieron esta decisión con un escrito conjunto a la Mesa de la Cámara pero el Parlamento ha formalizado ya el cambio. El presidente del Parlamento, el popular Jesús Aguirre, ha pedido a los partidos de Por Andalucía que solucionen sus problemas y que no interfieran en el funcionamiento de la mesa. El hartazgo por la enésima autoinmolación en la izquierda es mayúsculo.

El papel de Yolanda Díaz

Según con quien se hable, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha tenido un papel más o menos activo en el tutelaje de Por Andalucía, en cuya campaña participó como estrella de tres mítines multitudinarios que ciertamente elevaron los ánimos aunque no fue suficiente. En privado y en público, Díaz traslada que no se siente cómoda en el lodazal orgánico y ya desde marzo venía avisando que su proyecto político no llegaría a tiempo para las elecciones andaluzas.

De hecho, a día de hoy, la forma en que Díaz sortea el ruido de las relaciones entre Izquierda Unida y Podemos es hablar de que el protagonismo de Sumar será de «la ciudadanía y el proyecto», una fórmula imprecisa sobre la que recelan, incluso, aquellos partidos cercanos a su espíritu, caso de Más País o la propia IU. Para la vicepresidenta, según unas recientes declaraciones, «ya hemos tenido sumas de partidos y coaliciones: en Galicia hemos ido en la forma de En Marea, en Andalucía con Por Andalucía recientemente. Eso no funciona”.

Con todo, su apoyo explícito a Inmaculada Nieto, de IU, para encabezar la candidatura frente a la opción del diputado de Podemos Juan Antonio Delgado, el elegido por Pablo Iglesias e Ione Belarra, fue decisiva para desencallar las negociaciones y que la izquierda andaluza pudiera presentar una lista conjunta en las elecciones andaluzas. Toda vez que ya estaba al margen de esta coalición iba Teresa Rodríguez y los suyos, reacia a ir de la mano con quienes, en octubre de 2020, le expulsaron del grupo parlamentario en una operación que fue calificada entonces como un caso de transfuguismo.

Esta misma semana, el Tribunal Constitucional ha remitido a su pleno el recurso de amparo presentado por los nueve diputados que fueron expulsados de la coalición llamada entonces Adelante Andalucía (marca a la postre, que ha retenido Rodríguez).

Acaso, ahora como entonces, lo que no funciona es la confianza entre los miembros de un mismo equipo. Una semana después del histórico triunfo de Juanma Moreno en Andalucía y de la derrota sin paliativos de los partidos del bloque de izquierda, la coordinadora andaluza de IU reconoció que el acuerdo electoral que se firmó con Podemos para conformar la coalición fue un «trágala». Los calificativos vertidos en aquel comunicado fueron de una severidad pocas veces antes vista.

El escenario que queda ahora es similar al de entonces, o mucho peor, porque son menos diputados, con menos recursos económicos, más reproches acumulados y un futuro más incierto, todo ello plasmado en una serie de documentos entre las partes que no concierne a todos, y cuyo desglose exige capítulo aparte, e ilustra a la perfección el desgaste de estas cuitas.

En estos momentos hay una suerte de deja vú de hace dos años. De los 17 diputados que logró la coalición, presentada como Adelante Andalucía en las elecciones de 2018, el grupo parlamentario se quedó en 6, todos de Izquierda Unida, tras la expulsión de Teresa y los suyos, decisión que mandó a estos 11 diputados al Grupo de No adscritos.

Hoy, tras esta nueva polémica, el grupo parlamentario podría quedarse en dos: Inma Nieto (IU) y Esperanza Gómez (Más País) y en el Grupo de No Adscritos los tres de Podemos.

Nadie quiere que esta situación se dé, pero tampoco nadie garantiza hasta dónde están dispuestos a llegar en un choque de trenes que ya roza el absurdo político y que en nada suma a Sumar.

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