Compra de votos, un secuestro y una campaña sin pulso: el futuro del PSOE-A depende de la foto finish del 28M
Con un liderazgo en cuestión, la campaña socialista culmina enfangada por asuntos turbios con un secretario general, Juan Espadas, cuestionado y su secretario de organización, Noel López, pendiente del TSJA
Desfondado, agotado, noqueado y encomendándose a la fortaleza de sus alcaldes para sobrevivir con cierto oxígeno hasta las generales. Así llega Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, a este 28 de mayo tras una campaña en la que sólo ha faltado que apareciera Groucho Marx y elevara la apuesta. «Y dos huevos duros». Tal ha sido la acumulación de contratiempos y desaciertos: detenciones por compra de votos por correo, la investigación judicial por el secuestro de una edil de Maracena que salpica a Noel López, número 3 del PSOE andaluz, y una campaña que ha lidiado con el ruido propio -la incorporación de 44 etarras que han cumplido condena en las listas de Bildu ha sido la puntilla- y el brillo ajeno, el de Juanma Moreno, subido todavía, casi un año después, a la ola que le propició el magnífico resultado del 19J.
Si aquello, ese trasvase de votos que le confiaron al barón popular hasta un 16% de simpatizantes socialistas, fue un espejismo fruto de una campaña concebida por parte del PP para dejar fuera del gobierno a Vox (entonces con la hoy inclasificable Macarena Olona fuera del partido de utraderecha) o, por el contrario, aquellas autonómicas fueron el punto de partida para un cambio de tendencia que ha calado tan profundo que ha llegado, incluso, a los comicios locales (donde, tradicionalmente, se dice que resisten los alcaldes porque se vota a la persona y su gestión no el partido) es algo que sólo se podrá saber tras el recuento de los votos depositados en las urnas.
Si hay debacle en las urnas, Juan Espadas, que dejó en enero de 2022 la alcaldía de Sevilla para tratar de levantar las siglas del PSOE andaluz tras la etapa Susana Díaz, tiene comprometido su futuro aunque podrá resistir unos meses y llegará vivo a las generales. Sobre todo porque el partido no está en condiciones de abrir de nuevo una nueva guerra civil en público; otra cosa es lo que ocurre en privado, pues su dirección y estilo de oposición ya está en cuestión hace tiempo, aunque se guarden las opiniones para corrillos sin grabadora y los críticos, que los tiene, a veces jueguen al despiste.
Si el PSOE andaluz se estrella, también lo hace Pedro Sánchez o al menos su camino hacia las generales exigirá de un esfuerzo redoblado. Andalucía es, por peso poblacional, la comunidad que más diputados aporta al Congreso, 61, y junto con el necesario equilibrio con el nacionalismo vasco y catalán la llave para la Moncloa. El relevo en la cúpula del PSOE andaluz lleva el sello de Ferraz/Moncloa aunque, pese a que se ha visto a la ex presidente Susana Díaz fajándose en campaña en la Andalucía de interior, nadie en el partido considera que si ella siguiera hoy el PSOE estaría en mejores condiciones.
Aunque la estrategia hubiera sido diferente, quizás más enfocada a percutir las debilidades del PP en esta campaña. Al margen del tema Doñana (que está por ver qué traducción tiene finalmente en el territorio) un asunto embarazoso para los populares es haber respaldado sin fisuras a la alcaldesa de Marbella Ángeles Muñoz, envuelta en el ruido por la investigación de su hijastro por narcotráfico. Hasta Rajoy ha hecho campaña al lado de Muñoz, tal es el escaso altavoz que, finalmente, le ha puesto el PSOE a este turbio asunto.
460 alcaldes tratando de esquivar el ruido
Quedan apenas unas horas para que las urnas se abran y se llenen de papeletas, pese a que la abstención sigue siendo otro de los fantasmas que recorre esta campaña. Las encuestas, las publicadas hasta el lunes, el último día permitido para sondeos en virtud de la Ley Electoral, ha dibujado un escenario donde habrá capitales que se decanten de un lado u otro por un puñado de votos. El puñado es mucho más pequeño si el recuento se hace en poblaciones más pequeñas que sumados en partidos judiciales decantan las mayorías de las diputaciones provinciales.
De los 8.131 municipios que tiene España, 785 de ellos son andaluces, 460 de ellos están gobernados por alcaldes del PSOE, partido que a su vez controlan 6 de las ocho diputaciones, unas estructuras supramunicipales con cerca de 2.500 millones de presupuesto y, de antiguo, el pulmón que insufla oxígeno para ejercer el poder territorial por el que, a pesar de haber perdido el Gobierno de la Junta de Andalucía tras las elecciones de diciembre de 2018, hace casi 5 años, el PSOE andaluz ha resistido y el PP sabe que no tiene delante un rival fácil. «Es muy, muy difícil quitar a un alcalde que funciona», repiten, en off, dirigentes populares cuando se apean del argumentario.
A ninguno de ellos, a ninguno, por muy lejos que quede su pueblo de los focos de las noticias de las últimas horas -Mojácar y Maracena- beneficia en ningún modo estas polémicas que han saltado en el último trecho de una campaña en la que el PSOE andaluz ha adolecido de una estrategia clara, a rebufo del rosario de anuncios de Moncloa y que ha basado sus mensajes en asuntos de calado menor -que si las meteduras de pata de Feijóo, que si la carta de los candidatos del PP firmada por Juanma Moreno en calidad de presidente de la Junta de Andalucía y no como presidente del PP andaluz, hecho que contraviene la LOREG-, un partido, que dirige un líder que, sin quererlo, pareciera que ha ejercido esta semana de heraldo de malas noticias.
Cuando saltó el escándalo de Mojácar, Espadas estaba, a unos pocos de kilómetros, haciendo campaña en Almería capital. El fraude por la compra de los votos por correo compromete a candidatos de PSOE y PP. El socialismo andaluz habla del “cinismo e hipocresía” de Moreno Bonilla y del PP por su «silencio» ante los casos de compra de votos y gestión “deshonesta” del sufragio por correo que implican a su partido en, según el diputado Mario Jiménez, Carboneras, Villalba del Camino, Paterna o Huelva capital, entre otros municipios.
Pero ha sido en Mojácar (Almería), con un alcalde socialista, la primera plaza donde se contagió este escándalo que estalló en Melilla con un partido independiente, Coalición por Melilla. Si el salto a la península de este fraude electoral hubiera tenido como protagonista a dirigentes del Partido Popular quizás el relato a esta hora hubiera sido distinto y sería el presidente de la Junta de Andalucía el que estaría minimizando la polémica (y no aprovechando la ocasión), pero lo cierto es que de la docena de investigaciones en curso que hay en toda España por esta práctica a día de hoy sólo dos candidatos en una lista socialista han sido detenidos.
En concreto, el pasado miércoles la Unidad Central de Operaciones de la Guardia Civil (UCO) detuvo, por un presunto delito de fraude en el voto, a siete personas, entre ellas el número 2 y el número 5 de la lista (este último como independiente) que presenta el PSOE para revalidar el Ayuntamiento de esta localidad almeriense. Este viernes, el juez que instruye el caso ha dejado en libertad provisional a uno de los detenidos en una investigación que empezó hace ya un mes.
Cuando el juez de instrucción decidió levantar el sumario de la investigación del secuestro en Maracena de la concejal Vanesa Romero, Espadas estaba en Vegas del Genil, en el área metropolitana de Granada, a apenas unos minutos en coche de la localidad donde Noel López, el secretario de organización que designó hace año y medio, fue alcalde durante 15 años hasta su salto a la política regional en 2022, cuando fue sustituido por la actual alcaldesa Berta Linares, que este viernes valoró el auto en una comparecencia sin preguntas.
En su auto, de 24 páginas y cuyo secreto de sumario se ha hecho público este mismo jueves, a 72 horas de ir a votar, el juez instructor detecta indicios, como posibles inductores del delito de secuestro que se le imputa al único procesado hasta la fecha, contra tres personas: la alcaldesa del municipio y candidata del PSOE, Berta Linares, novia del presunto secuestrador en el momento de los hechos, y y el concejal de Urbanismo, Antonio García Leiva y, por último, el dirigente socialista Noel López.
En su caso, como es aforado en su condición de diputado del Parlamento de Andalucía, el magistrado está obligado a remitirlo a la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) para que asuma esa investigación y tome declaración como imputado a López en caso de estimarlo oportuno. Puede hacerlo o no, es decir, Noel López estará imputado o tal vez no, pero el juez de instrucción número 5 de Granada se ha encargado de poner la puntilla a una campaña decisiva que vaticina susto o muerte. «Va a conseguir perturbar el resultado de las elecciones», opinó Linares a los medios.
Tal es el desnorte con el que el PSOE andaluz ha estado gestionando este asunto que hasta prácticamente este viernes al mediodía seguía estando programado el mitin de cierre de campaña en Maracena de Berta Linares, la alcaldesa, junto a Noel López, su mentor, y Mario Jiménez. Alguna voz con ascendencia ha recomendado no seguir alimentando el espectáculo sobre un asunto que concitó este viernes el interés de toda la prensa nacional y que abrió portadas.
En su maltrecho periplo, Juan Espadas ha rematado la campaña en Málaga, en un acto por la tarde junto al candidato Dani Pérez, que aspira a arrebatar la alcaldía al incombustible Paco de la Torre percutiendo en el problema, grave, que tiene a capital malagueña con el problema de la vivienda, y la ministra Calviño. En su cierre de campaña en Sevilla, Antonio Muñoz, su heredero de la vara de mando del gobierno de la ciudad, ha preferido la compañía de su gran aliada en estos 15 meses desde que llegó a la alcaldía, la ministra María Jesús Montero. Por si acaso.