Cierre de filas del PSOE andaluz con Espadas a la espera de las municipales
Fuentes de la Ejecutiva regional admiten que el partido está “noqueado” pero que el secretario socialista tiene todo el apoyo de las direcciones provinciales para consolidar su liderazgo en las elecciones de mayo de 2023
Cierre de filas con el candidato y trabajar las elecciones municipales de mayo de 2023 como una “segunda vuelta” para el liderazgo de Juan Espadas. Esta es la estrategia que seguirá, de manera oficial, el PSOE andaluz tras el análisis, somero todavía y sin apenas autocrítica, que se ha realizado de los pésimos resultados obtenidos este 19J, cita con las urnas en las que los socialistas se han dejado atrás tres escaños y más de 127mil votos con respecto a las elecciones de 2018.
La mayoría absoluta de 58 diputados lograda por Juan Manuel Moreno Bonilla insufla al PP una fortaleza de cara a los siguientes comicios nunca antes experimentada que temen en el PSOE. Los socialistas andaluces aspiran a que en las locales ocurra lo de Francia, cuando tras la segunda vuelta de las legislativas, celebradas también este 19J, Macron ha perdido la mayoría absoluta lo que obligará a pactar con la izquierda y la extrema izquierda para gobernar.
“El partido está noqueado, a todos los niveles, pero ahora mismo el liderazgo de Juan no está en juego. Estábamos preparados para unos malos resultados, pero esto no lo esperaba nadie, no es tanto perder como ver ganar de esta manera”, reconocen fuentes de la dirección socialista.
Apenas horas después de conocerse el escrutinio de las urnas, varios tuits de parlamentarios del entorno de Susana Díaz, que se quedaron fuera de las listas diseñadas para esta convocatoria, pedían a Pedro Sánchez y a Juan Espadas “autocrítica” y “cambios” por el empeoramiento de los resultados que dejó la ex presidenta. Por su parte, la actual senadora, que no ha participado de la campaña, confesó tener “dolor inmenso” por estos resultados.
También se ha pronunciado en Twitter, Luis Ángel Hierro, el tercer candidato en liza a las primarias de hace un año, quie directamente pidió la dimisión de Juan Espadas y de su ejecutiva.
Otras voces, también del entorno de la anterior secretaria general, critican que «el desastre de campaña» en el que la actual dirección no ha contado «con pesos pesados» de épocas anteriores, «ha ido a su bola sin escuchar a nadie» y ahora pretenden «echar la culpa a los alcaldes, porque dicen que no se han movilizado», comenta a este medio un miembro del último Ejecutivo de Susana Díaz.
Más allá de estas lecturas, “residuales” según las fuentes del partido en Andalucía, el cierre de filas en Andalucía con el secretario general se escenificó este lunes en la calle San Vicente, sede de la dirección del PSOE andaluz. Previamente, el candidato había recibido el apoyo explícito de Ferraz, personificado en las declaraciones de Felipe Sicilia, portavoz de la Ejecutiva federal. “Tiene el apoyo total y absoluto del partido”, declaró. Dejar caer en estos momentos a Espadas sería lo mismo que reconocer que Sánchez se equivocó cuando apostó por este candidato en su operación para eliminar a Susana Díaz de la escena política.
En la rueda de prensa de Juan Espadas, horas después de deglutir el resultado, el líder de los socialistas andaluces apenas habló de autocrítica, achacó la falta de movilización del electorado progresista y llegó a decir que “el PSOE andaluz me necesita más que nunca”. La imagen de los ocho secretarios generales provinciales, la gran parte de ellos de su confianza tras la celebración de los últimos congresos, tiene una lectura: a día de hoy el partido está con su secretario general y todas las direcciones provinciales comparten la derrota ya que el PSOE no ha ganado en ni una sola de las provincias andaluzas.
Cosa distinta es que se comparta la estrategia de campaña que se ha llevado a cabo, especialmente marcada por Ferraz, donde el desembarco de ministros durante la campaña y la implicación de Sánchez no ha rentabilizado “las políticas sociales, los ERTES, el salario mínimo interprofesional”. Las fuentes consultadas por Economía Digital reconocen que es “necesario” estudiar la relación con Podemos en el Gobierno y acuerdos “difíciles de tragar” aquí, como con Bildu.
Al margen de la lectura nacional y la reflexión que piden barones como Ximo Puig o Lambán, en Andalucía el objetivo ahora es “consolidar a a Juan”. “No es tiempo de mudanzas; en las municipales toca teñir de rojo lo que este 19J ha salido azul”, expone una fuente socialista, que asegura que las ejecutivas provinciales de ayer, posteriores a la celebración de la Ejecutiva Regional, fueron largas y con muchas intervenciones, en las que se trasladó la preocupación por el pulso del partido, de los alcaldes y concejales, de cara a las próximas elecciones municipales.
De los 785 municipios de Andalucía, el PSOE tiene 458 alcaldes. Con Antonio Muñoz al frente, Sevilla, la plaza más importante para los socialistas, tanto a nivel regional como nacional, por ser cuarta ciudad española en peso poblacional y empresarial. Huelva, con Gabriel Cruz, y Jaén, con Julio Millán, son las otras dos capitales de provincia en manos de los socialistas, así como Jerez (Cádiz), un municipio de más de 200 mil habitantes con Mamen Sánchez como alcaldesa, o Dos Hermanas (Sevilla), con 130 mil habitantes, con 40 años ininterrumpidos de alcaldía socialista de la mano de Kiko Toscano, que tan sólo recientemente ha dejado su cargo Francisco Rodríguez.
Más allá de estas grandes ciudades, la identidad y la fortaleza de la maquinaria socialista se ha medido tradicionalmente en el poder local, con casos especialmente señeros como los pueblos de la Sierra Norte de Sevilla, la sierra de Cádiz o pueblos del interior malagueño. Tras estas elecciones, bastiones socialistas, intocables hasta ahora como Alcalá de los Gazules –el famoso clan de Alcalá está en el germen ideológico y de poder de PSOE andaluz- se han señalado en azul en el mapa de las elecciones autonómicas.
En busca de un discurso que ilusione en el territorio
Tras las elecciones locales de mayo de 2019, los socialistas obtuvieron 1,43 millones de votos, mientras el PP, a gran diferencia, se quedó con poco más de un millón de votos. En estas elecciones autonómicas, el PP ha sido el partido con más respaldo en cerca de 550 municipios de los 785, 450 más que en las últimas elecciones, de 2018. Le sigue el PSOE, que se ha impuesto en unos 200 municipios, un tercio de su resultado en 2018.
Aunque no la extrapolación de resultados en convocatorias distintas puede conducir a deducciones poco ajustadas, lo cierto es que el efecto Moreno, con un resultado arrollador en todas las provincias y con un BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía) que no tendrá que ser consensuado con ninguna fuerza, aventura un prólogo en la campaña de las municipales en la que el PSOE tendrá que incorporar mensajes que verdaderamente ilusionen y tengan buena acogida sobre el territorio y eso no pasa, dice las fuentes consultadas, por volver a hablar del miedo a la ultraderecha.
“Hay un debate abierto sobre de qué ha servido la estrategia de agitar la bandera del miedo a Vox, porque lo que vemos es que nosotros somos los que hemos incorporado a la campaña ese elemento al debate pero los votos han ido al PP. Con los datos en la mano, veo un trasvase de voto, no sé si del 5, del 10 o del 15% del PSOE al PP. Igual que creo que hemos amortiguado en parte ese trasvase porque hay un flujo de votante progresista en las izquierdas que nos ha confiado el voto.
Los socialistas insisten en que no quieren extrapolar datos. Al menos no a nivel local, donde el voto es mucho más personalista que en otras convocatorias, sobre todo en el caso de las generales. De ahí que todas las voces consultadas trasladen que es el momento de encontrar un discurso que reconecte con la militancia y el electorado que tradicionalmente ha votado PSOE y que le ha ido retirando progresivamente su apoyo. En los últimos 10 años, el PSOE ha perdido 1,3 millones de votos. El deterioro de la marca no empezó por tanto ahora, ni con este candidato, sino en 2012, en unas elecciones autonómicas que ganó por primera vez en su historia el PP con 50 diputados, aunque la suma de los escaños de PSOE de José Antonio Griñán e IU, con Diego Valderas, dejó fuera de juego a Javier Arenas.
Ha habido, reconocen, una “alienación planetaria” para este resultado arrollador de Moreno: la falta de un discurso reconocible como oposición por parte del PSOE, un candidato poco conocido, la fragmentación y la guerra civil en las izquierdas, amén de una “gestión aseada y un discurso de que del 1 al 10 está en el 5, es un calco de lo que hacía Manolo Chaves”.