Los parques eólicos frenan su crecimiento en Andalucía por la saturación de las zonas más ricas en viento
La inversión en plantas renovables descendió en 2021 un 6,6 % hasta los 700 millones por el auge de las instalaciones fotovoltaicas y de autoconsumo tanto en viviendas como empresas
La generación de energía eólica, el gran abanderado de la revolución ‘verde’ andaluza, ha finalizado su fase expansiva. El testigo del crecimiento lo ha recogido la fotovoltaica que se ha erigido como la nueva locomotora de las renovables. Esta tecnología ha sido la principal beneficiada del ascenso de las instalaciones de autoconsumo.
El principal problema del recurso eólico es que ha empezado a agotarse en aquellos enclaves con mayor presencia de vientos permanentes. Las zonas más atractivas como Las Jandas o Tarifa en el suroeste y sur de Cádiz, la comarca de Guadalteba (Málaga) o la zona de Guadix en Granada, se encuentran algo saturadas. A diferencia de la fotovoltaica, una instalación eólica requiere de enclaves muy específicos donde se registren flujos de aire, constantes e intensos.
“Cuando hablamos de instalaciones fotovoltaicas no importa tanto el enclave porque el sol que tenemos en Andalucía es abundante”
En este aspecto, juega con desventaja por la singularidad de este tipo de emplazamientos. “Cuando hablamos de instalaciones fotovoltaicas no importa tanto el enclave porque el sol que tenemos en Andalucía es abundante”, explica el presidente de la Asociación de Energías Renovables de Andalucía (Claner), Alfonso Vargas.
Los expertos consultados por este diario no ven relación entre el parón de la eólica y el despegue de la fotovoltaica, claramente influida por el auge del autoconsumo. “La primera se ha visto frenada por la madurez de la tecnología y la ocupación de los mejores sitios para instalarla”, aclaran.
Las grandes plantas descienden
Como consecuencia, el futuro del sistema renovable andaluz apunta más hacia un régimen fotovoltaico que eólico. Para empezar, la mitad sur peninsular posee un mayor grado de insolación respecto a otras zonas españolas como Cataluña, Madrid, Castilla León o la cornisa Cantábrica.
Además, se ha abaratado de forma significativa sus costes de instalación. Por último, el encarecimiento de la electricidad ha empujado a muchos particulares a independizarse energéticamente y apostar por la fotovoltaica. Ha sido determinante el acceso a subvenciones públicas procedentes de los fondos Next Generation.
La potencia eléctrica renovable correspondiente a fuentes eólicas creció solo un 2% entre 2019 y 2021 hasta situarse en 3.515 MW. En cuanto al primer semestre del año, se produce un avance aunque muy discreto –apenas un 0,5 %- que la han llevado hasta los 3.534 MW. Como contrapartida, la fotovoltaica duplicó su peso en los dos últimos años pasando de 1.808 a 4.466 MW.
La potencia eléctrica renovable correspondiente a fuentes eólicas creció solo un 2 % entre 2019 y 2021
No obstante, entre enero y junio ha ralentizado su crecimiento sin dejar de ser vigoroso. Como resultado, esta modalidad de generación sumó 388 nuevos MW lo que ha supuesto una tasa positiva del 11,2 %.
La mayor expansión de lo eólico tuvo lugar entre los años 2003 y 2013. Tanto que se multiplicó por más de catorce la potencia instalada. Desde 2014, su expansión se enfrió debido a una coyuntura regulatoria adversa. No es hasta 2019 cuando el sector recupera cierta velocidad. Como resultado entre 2020 y el primer semestre del actual ejercicio se ponen en marcha diez nuevos parques eólicos.
La biomasa como elemento singular
Otro rasgo distintivo del sistema renovable regional, es el protagonismo de la biomasa. Andalucía es la comunidad que más energía produce mediante esta tecnología. Como contrapartida, la potencia instalada es todavía discreta. Según el Informe de Infraestructuras Energéticas Andalucía elaborado por la Agencia Andaluza de la Energía, el número de instalaciones de biomasa para usos térmicos -a fecha del 30 de junio- ronda las 28.000 con una potencia térmica instalada de 1.814,52 MW.
A pesar de este repentino frenazo en la instalación de grandes parques, la generación eólica mantiene su hegemonía en términos productivos. De los 17.000 GW hora que la región produce anualmente, el 41 % corresponde a fuentes eólicas mientras el 29 % procede de instalaciones fotovoltaicas. Le siguen la termosolar y la biomasa con una cuota del 12 y del 10 %, respectivamente.