Pérdidas y ganancias de la independencia
La Generalitat podría ingresar hasta 49.000 millones más, pero tendría costes no calculados para construir un Estado
Un señor recibe un folleto. Es una oportunidad excelente. Podría adquirir una vivienda, con jardín, piscina y un entorno envidiable a sólo veinte minutos de Barcelona.
El folleto ofrece algunas fotografías. La casa está situada en Sant Andreu de Llavaneres. ¿A sólo veinte minutos de Barcelona, con todas las ventajas de tener una gran ciudad tan cerca? El señor se lo piensa. Parece, realmente, una gran oportunidad.
Son dudas que se plantea ahora la sociedad catalana para tratar de asimilar un debate inesperado, brusco, y bronco también, sobre la independencia de Catalunya.
Un exalto cargo de la Generalitat traza esa comparación con el folleto inmobiliario. Y constata, al margen de los argumentos que se exhiban a favor o en contra de la independencia de Catalunya, que el papel lo aguanta todo. Y que lo que cuenta son los imponderables.
Un beneficio de 13.600 millones de euros
Es decir, Sant Andreu de Llavaneres está a unos 20 minutos de Barcelona, pero sólo en muy pocas ocasiones a lo largo del mes aquel señor que decidió comprar la vivienda llegará en ese lapso. Hay embotellamientos, accidentes, multas, huelgas, condiciones climatológicas…Son los imponderables.
Los datos, los que están disponibles, no acaban de dar seguridad a los ciudadanos, siempre que se quiera tomar una decisión sólo con argumentos económicos. Pero ya situados en ese contexto, algunas cifras no harían dudar a nadie.
La catedrática de Hacienda Pública de la Universidad de Barcelona, Núria Bosch, ha tratado de ofrecer luz. Bosch, siempre relacionada con los cálculos sobre las balanzas fiscales, lo que aporta y lo que recibe Catalunya en su contribución a la Hacienda del Estado, establece que Catalunya podría tener un beneficio anual de 13.600 millones de euros con la independencia.
Déficit con la seguridad social
Lo argumenta. “Una de las cuestiones que se plantea constantemente para decir que a Catalunya no le interesa la independencia es que tendríamos un déficit con la Seguridad Social».
«Se dice que las cotizaciones sociales no serían suficientes para cubrir el pago de las pensiones y el subsidio del paro, pero en el estudio realizado, entre 2006 y 2009, eso sólo ocurre en el año 2009, con un déficit de 1.256 millones de euros (0,64% del PIB)”.
Bosch añade que ese déficit fue mayor en el resto de España en el mismo año, en el 2009. Fue, según sus cálculos, de 21.966 millones de euros, una cifra mucho más alta, que alcanzó el 2,56% del PIB.
Bosch ha tenido en cuenta todos los factores, pero siempre en función de los datos de las balanzas fiscales, que a partir de diferentes métodos de cálculo, muestra un déficit fiscal de Catalunya entorno del 7% al 9% de su PIB.
1.800 euros para cada catalán
Si ingresara como Estado propio todo lo que recauda, Núria Bosch ha calculado como media entre los años 2006 y 2009 que Catalunya podría disponer de 49.000 millones de euros adicionales.
Y, después de hacerse cargo de nuevos gastos, para hacer realidad esas “estructuras de Estado” de las que habla el president Artur Mas, (incluida la partida de gasto del Ejército en Catalunya), que supondría unos 35.400 millones, el beneficio sería de 13.600 millones.
Es decir, cada catalán, si Catalunya tiene 7,5 millones de habitantes, dispondría de 1.800 euros con la independencia.
El boicot
Pero, ¿y el coste comercial para las empresas catalanas, que podrían perder el mercado interior español?
También hay respuestas a estas incógnitas.
Los profesores de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, Modest Guinjoan y Xavier Quadras, lo han reflejado en el libro Sense Espanya. Guinjoan no esconde lo evidente. “Habría un boicot a los productos catalanes, seguro, pero lo que también es seguro es que sería limitado en el tiempo y que también podría provocar un boicot en sentido contrario”.
En el cálculo de estos dos profesores, el beneficio por tener un Estado propio, la recaudación de todos los impuestos y el coste del boicot no invalida la decisión de la independencia.
Calculan que el boicot podría suponer la nada despreciable cifra de un 4% del PIB, pero que se compensaría con el 9% del PIB que ahora se pierde por el déficit fiscal con el resto de España.
Empresas más fuertes
Guinjoan llega más lejos. Recuerda que el temor de las empresas catalanas puede ser comprensible, pero que también se produjo con la entrada de España en la Unión Europea.
Y que las empresas salen adelante, también en el actual contexto de grave crisis económica.
Asegura que “el empresariado catalán sufrió una reducción de las ventas en el 2008, el 2009 y el 2010 de entre un 14% y un 25% cada año respecto al 2007, y ahora vende un 15% más que aquel año, con una exportación que ha pasado del 28% al 67%”.
Es decir, Guinjoan casi anima a las empresas a sumarse al proceso de independencia, porque, siguiendo a Schumpeter y su teoría de la destrucción creativa, el tejido empresarial podría salir reforzado, ganando competitividad, haciéndose fuerte en el exterior.
¿Y la deuda?
Otros autores se fijan en otros datos. El profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, José María Gay de Liébana, recuerda en sus diferentes intervenciones públicas que una Catalunya independiente debería asumir «una mochila» de cerca de 180.000 millones de euros de deuda pública.
Y no olvida que debería también financiar unas «nuevas y costosas» estructuras de Estado, de las que, por el momento, «no tenemos referentes sobre cual sería su precio».
Liébana tampoco se olvida de recordar que muchas multinacionales podrían decidir marcharse de Catalunya. I que el paro se incrementaría.
Són cálculos, son estimaciones. El papel lo aguanta todo, siempre que nos queramos centrar en los argumentos únicamente económicos.
Pero la mayoría de días, aquel señor feliz no llegará a Sant Andreu de Llavaneres en veinte minutos, aunque, es cierto, lo decía aquel folleto tan atractivo.