La rebelión de los alcaldes convergentes contra Mas
El ex presidente quiere tener funciones ejecutivas al frente del nuevo partido, y que Neus Munté sea secretaria general, pero dependerá de que CDC no se hunda el 26J
El partido resiste. Los actos de Convergència con jubilados, el tono netamente convergente de Francesc Homs, y la presencia del presidente Carles Puigdemont en Lleida o Girona, para consolidar o mejorar los resultados del 20D, lleva a la dirección de CDC a mantener un cierto optimismo. En caso contrario, el poder cambiará de manos, y los alcaldes convergentes irrumpirán contra Artur Mas, que prepara una operación particular para controlar a su manera el futuro convergente.
La rebelión, sin embargo, se prepara con todas las consecuencias. Artur Mas ha comenzado a ser un lastre para Convergència. Así lo percibe un grupo de alcaldes, jóvenes, que tienen un reto mayúsculo: fuera del entorno metropolitano de Barcelona, el adversario de CDC es directamente Esquerra Republicana, que ha sabido ocupar un espacio central.
Si el partido no levanta cabeza el próximo domingo, en las elecciones generales, de nada servirá la operación que ha diseñado Artur Mas, y que pasa por la elección, en el congreso de julio, de la vicepresidenta y portavoz del Govern, Neus Munté, como secretaria general, con quien mantiene una estrecha relación.
Para él, Mas se reserva la presidencia con carácter ejecutivo. Nada, por tanto, de la lucha partidista entre Jordi Turull, Josep Rull o Germà Gordó, que ha pedido retrasar el congreso para obtener más tiempo. El ex conseller de Justícia, que ha logrado buenos contactos con el entorno del PP en Madrid, y que quiere liderar el ala moderada y no independentista de CDC, cuenta con pocos apoyos internos.
Pero todo dependerá de los resultados del 26 de junio. El candidato al Congreso, Francesc Homs, se ha animado en los últimos días, y ve posible repetir los 8 diputados de diciembre, e, incluso, ganar un escaño más, que llegaría de la circunscripción de Lleida. Si ese resultado no se produce, si Esquerra supera de nuevo a CDC, con En Comú Podem como primera fuerza política en Cataluña, los alcaldes convergentes preparan su particular asalto al poder, que quieren contar con el concurso de Puigdemont, ahora mismo el valor más fiable de Convergència, y, de hecho, un alcalde, de Girona, hasta hace dos días.
Un dirigente de CDC, muy activo en todos los debates internos, precisa que el futuro del partido debe quedar muy abierto: «Aunque Puigdemont está demostrando que puede ser un activo de futuro, cuando toque se deberá convocar primarias para elegir al candidato a la Generalitat. La participación de todos debe ser prioritaria», asegura.
Competir con Esquerra
Ese grupo de alcaldes lo lidera, según apuntan varias fuentes, Marc Castells, de Igualada. Junto a él aparecen Marc Solsona (Mollerussa); Lluís Guinó (Besalú), Jordi Munell (Ripoll); Pere Regull, (Vilafranca) y la alcaldesa de Vilanova y presidenta de la AMI, Neus Lloveras. Lo que defienden es mantener la identidad de CDC, «porque en el territorio la marca sigue siendo un activo, y un motivo de orgullo, frente a la cúpula de Barcelona», se asegura, en alusión a los casos de corrupción.
Es decir, se ha trazado una clara frontera entre una nueva generación de políticos, no contaminados por la relación de intereses con el poder económico de la vieja CDC, y la dirección de Barcelona. Esos alcaldes no renuncian al independentismo. Otra cosa es acompasar las demandas con la realidad, y diseñar una estrategia a más largo plazo. Compiten con Esquerra, y, por tanto, luchan por un espacio central, escorado hacia la izquierda, que les lleva a pensar que o reaccionan o el partido acabará superado por los republicanos en la mayor parte de Cataluña.
Junqueras, en Igualada
Esa lucha se constata estos días. Oriol Junqueras eligió Igualada, precisamente, este viernes, para replicar a Francesc Homs. Para el candidato de CDC la idea de país todavía se debe asociar a la marca convergente. Según Homs, Esquerra «quiere gana las elecciones como partido», mientras que CDC quiere «la victoria del país».
Junqueras le replicó en el municipio que gobierna Marc Castells: «Tenemos un objetivo bien legítimo, queremos ganar», sentenció. Eso lo sabe Castells, y el grupo de alcaldes que ven cada vez con mayor escepticismo todo lo que prepara Artur Mas.
Lo que defienden es afrontar el congreso de julio con todo abierto, con la intención de «empezar de nuevo», con el liderazgo de uno de estos alcaldes, y con un papel muy concreto para Mas: «presidente honorífico», no ejecutivo.
Los resultados de CDC
La lucha se intensificará con toda la crudeza el 27 de junio, con los resultados en la mano. Un ex alto cargo del gobierno catalán apunta con ironía que el resultado puede resultar «extremadamente» convergente. Es decir, que no sea ni malo ni bueno, que se quede entre los siete y los ocho diputados.
En ese caso, Mas volverá a tener mando en plaza, con su plan para rehacer el partido sin tocar demasiadas cosas. Pero será por poco tiempo. Todo dependerá de la cuestión de confianza de Carles Puigdemont, en septiembre, y del voto de los diputados de la CUP.
Y, por supuesto, de la decisión que quiera tomar Oriol Junqueras.