La ejecutiva de CDC a Mas: «Basta de reírle las gracias a ERC»
El President admite ante su partido que han sido "arrasados" en el área metropolitana
Indignación, profundo malestar. Cabreo. Los dirigentes de Convergència Democràtica no esconden todo lo que sienten, en un proceso que se va alargando sin que el partido compruebe que obtiene algún beneficio. Al revés.
Una docena de dirigentes de CDC, entre ellos diversos consellers, expresaron su convencimiento en la reunión de la dirección del partido de que no se puede seguir así. «Basta de reírle las gracias a ERC», fue el sentido de las frases más repetidas, ante el President Artur Mas, que no ocultó los malos resultados de CiU en las elecciones municipales de este domingo.
Porque los resultados han sido malos. El President analizó este lunes todos los datos, dividiendo el territorio en tres grandes áreas: comarcas, Barcelona y área metropolitana.
La culpa, ahora, es del PSC
En el llamado «territorio», es decir, en las ciudades pequeñas y medianas, CiU sigue siendo el Rey del Mambo, aunque se ha colado con fuerza Esquerra Republicana. Pero es la primera fuerza municipalista, con 667.683 votos. Y eso se puso en valor, y todos aplaudieron. Sí. De hecho, antes de que se celebren las elecciones, CiU ya gana centenares de alcaldías, con candidaturas únicas, sin la presencia de otros partidos, en localidades muy pequeñas. Eso ya se sabía.
Pero cualquier éxito en ese campo se oscurecía, y de eso era consciente Mas, y toda la cúpula de CDC, si se perdía Barcelona, como así ha ocurrido.
Mas aseguró que Xavier Trias había tenido «mala suerte», porque la campaña había sido buena, y por muy poco hubiera conservado la alcaldía. Los reproches, en ese sentido, de la dirección del partido, se dirigieron al PSC porque un mejor resultado en Nou Barris, o en Sant Andreu, con uno o dos concejales más para Jaume Collboni, hubiera supuesto una bajada de Barcelona en Comú, con Ada Colau, y, por tanto, la victoria de Trias.
Sea como fuere, «Barcelona se ha perdido», y eso ha causado un incendio en Convergència.
Sin apenas presencia en las ciudades importantes
Y el otro flanco es el más sangrante. Mas admitió ante los suyos que han quedado desterrados del área metropolitana. «Hemos quedado arrasados», llegó a decir, textualmente, según fuentes de la dirección.
CiU, que ha gobernado la Generalitat desde 1980 a 2003, y vuelve a gobernarla desde 2010, ha sido incapaz de tener una presencia digna en las principales ciudades de Cataluña.
El dato de L’Hospitalet es «escalofriante», según apuntan desde Convergència. Y es que se ha quedado con sólo un concejal, de los cuatro –ya mínimos—con los que contaba. L’Hospitalet tiene 253.000 vecinos. Y la presencia reducida también se produce en otros municipios metropolitanos. De las diez ciudades más pobladas de Cataluña, CiU sólo es la primera fuerza en Reus, –la décima ciudad, con 104.000 habitantes– con siete concejales, aunque sólo uno más que la CUP. La segunda ciudad importante que gobernará, Girona, es la siguiente, por detrás de Reus, con 97.227 habitantes.
Rechazo al discurso «izquierdista»
Todos esos datos dejaron perplejos a la dirección de Convergència. La docena larga de intervenciones se centraron en la necesidad de que el partido «se despegue» de Esquerra, adoptando un discurso propio, el que ha caracterizado a Convergència, lejos de postulados de la derecha más liberal, pero también de propuestas «izquierdistas». Por ello, y siendo consciente de lo que podía ocurrir, Mas endureció su discurso contra Ada Colau en los últimos días de la campaña electoral. Pero el esfuerzo resultó inútil.
Las intervenciones se centraron también en la crítica a Esquerra, al entender que los republicanos «irán por su cuenta, y defenderán sus propios intereses», ante el temor de que el partido que lidera Oriol Junqueras acabe buscando acuerdos con Barcelona en Comú, que se extiendan de cara a las elecciones autonómicas del 27 de septiembre con lo que organice Podemos.
Peor no convocar que celebrar el 27S
Y es que ese es el gran escollo ahora de Convergència. Diversos dirigentes han pedido a Mas que se lo piense y que no convoque las elecciones. Pero Mas, que conoce a la perfección esos argumentos, incidió en que no era el momento, y que las elecciones se celebrarán.
Que no se deben poner en cuestión, aseguró. Una de las ideas que se defienden es que «sería peor no convocarlas», porque el President ya se ha comprometido, y Esquerra y la CUP –una curiosa obsesión la de CDC por la coalición de partidos que ha liderado David Fernández en el Parlament—se podrían beneficiar.
Convergència, por tanto, vive un auténtico calvario en estos momentos, aunque oficialmente se insista en que es la primera fuerza municipalista. Mientras, el socio, Unió Democràtica, vive también un debate interno de gran intensidad, a la espera de que se concrete la pregunta sobre la consulta que se celebrará el 14 de junio. Unió debe decidir si se añade o no a la hoja de ruta soberanista trazada por CDC y ERC.