Junqueras entrega el IRPF a Puigdemont y la CUP
El consejo de Economía emplaza al PDECat a que demuestre si acepta una subida impositiva que permita seguir gobernando para convocar el referéndum soberanista
El vicepresidente del Govern y consejero de Economía, Oriol Junqueras, no quiere ser el causante de la debacle. Y entrega la posible subida impositiva al presidente Carles Puigdemont y a la CUP, consciente de que se está jugando el fin de una breve legislatura, y el fin también del proceso soberanista. Los republicanos aceptarán el acuerdo que pueda lograr Junts pel Sí con la fuerza anticapitalista, pero sabiendo que el PDECat no puede aceptar una subida de impuestos que acabaría por desnaturalizar su ya escaso cuerpo ideológico.
La bronca está asegurada en las dos próximas semanas. La CUP no decidirá si aprueba los presupuestos de 2017 hasta el último momento. Lo que pide ahora, a través de sus enmiendas, es que se aumente la presión fiscal en el IRPF y en Patrimonio, y que se recupere el impuesto de sucesiones en el nivel previo antes de que Artur Mas prácticamente lo eliminara cuando llegó al gobierno en las elecciones de 2010.
Con esa subida, la CUP calcula que se podrían recaudar unos 500 millones de euros adicionales. Según los diputados anticapitalistas las medias afectarían al 4% «privilegiado que se ha beneficiado de la crisis», en palabras del diputado Benet Salellas.
¿Qué es el PDECat?
Pero está en juego la naturaleza política de cada actor político. El PDECat, que dirige Marta Pascal, no quiere saber nada de subidas impositivas. Tampoco el presidente Puigdemont, que mantiene contactos con el dirigente de la CUP, Quim Arrufat, en un intento de que la presión se traslade al departamento de Economía que dirige Junqueras.
Es una guerra de nervios que puede finalizar con la convocatoria electoral. Pascal ha reiterado en las últimas semanas que la política catalana no puede depender de la CUP, y mantiene la apuesta de que el PDECat reformule su cuerpo doctrinal con una conferencia política en los próximos meses. Pero lo inminente, ahora, son los presupuestos de 2017, y la necesidad de aprobarlos para ganar tiempo y explorar la vía del referéndum soberanista antes del verano.
Junqueras, en cambio, ha decidido que, al no tener Esquerra Republicana un problema de ADN por la cuestión impositiva –hay sectores liberales en ERC contrarios, pero para nada fundamentalistas– toda la presión se debe situar en el campo del PDECat.
Confusión entre los dos partidos y el Govern
Esa posición se expresó este martes con las palabras del republicano Roger Torrent. Tras la presentación de las enmiendas por parte de la CUP, que, además del IRPF y de Patrimonio afectan a la fiscalidad verde y a los impuestos sobre el juego, Torrent se mostró dispuesto a negociarlas a tres bandas entre Junts pel Sí, el Govern y la CUP.
Y eso molestó al PDECat, al realizar esa distinción entre Junts pel Sí, y Govern, que, como el grupo parlamentario, está formado por miembros de la ex Convergència y por Esquerra. Es decir, los republicanos le dejan la responsabilidad al Govern, que asimilan a la figura de Puigdemont, para que se entienda de una vez con la CUP.
Lo que muestra esa negociación es que los dos partidos, el PDECat y Esquerra, ya buscan su futuro por su cuenta, y que temen, uno al otro, que caiga sobre sus espaldas la posibilidad de que todo acabe en una nueva convocatoria electoral y se trunque el proceso soberanista.