Juncker acelera la puesta en marcha del plan de los 300.000 millones
El presidente electo de la Comisión Europea indica que la inyección de capital no puede suponer más apalancamiento
El presidente electo de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha anunciado que avanza el plan de estímulo económico en el pleno de la Eurocámara. El político luxemburgués promete que antes de Navidad detallará las medidas con las que pretende inyectar 300.000 millones de euros en el continente en lugar de febrero, como había previsto inicialmente. “Hay que darse prisa, es urgente”, ha manifestado.
La inversión se realizará en colaboración con instituciones privadas, cuya participación en las operaciones públicas ha caído de media un 20% por la crisis. “La principal tarea es combatir el desempleo, no sólo el escandalosamente alto paro juvenil, sino en general”, ha apuntado en su discurso ante el pleno de la Eurocámara de este miércoles, previo a la investidura del próximo equipo de gobierno de los 28.
Austeridad más flexible
Juncker ha remarcado que no será un plan de inversión cíclico, ya que el único objetivo de la medida será impulsar el crecimiento de Europa a medio plazo. No ha dado detalles de cómo se financiará. El presidente electo se ha limitado a señalar que la inyección de capital no debe suponer más deuda pública.
El nuevo Gobierno europeo abraza la austeridad, aunque con más “flexibilidad”, en palabras de su máximo responsable. Mantiene las reglas presupuestarias del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, una de las condiciones que Alemania marcó como indispensable para dar el visto bueno a la legislatura, pero sin llegar a una “austeridad excesiva”.
Juncker aboga por combinar consolidación fiscal, inversión y reformas estructurales. Reclama “la triple A económica y financiera”, la máxima calificación que otorgan las agencias de rating, pero también “una Unión Europea con la triple A social”.
Acuerdo de libre comercio con EEUU
Juncker también ha hablado de otro de los retos de la legislatura: el acuerdo de libre comercio entre la UE y los Estados Unidos. El presidente electo ha intentado aplacar las opiniones más pesimistas con el futuro pacto con una promesa de que no incluirá “tribunales secretos” para que medien entre las disputas entre inversores y Estados. Ha remarcado que cualquier sistema de arbitraje deberá ser aprobado expresamente por el vicepresidente primero de la Eurocámara, el socialista holandés Frans Timmermans.
No ha hecho mención a otra de las polémicas que genera la negociación con las autoridades estadounidenses: qué ocurre con la protección de las condiciones laborales europeas, más ventajosas para los trabajadores que el sistema de EEUU.