El PP y el PSOE se juegan el bipartidismo español en Europa
Las elecciones de este domingo pueden anticipar un nuevo ciclo electoral, pero la suma de los dos partidos podría llegar sólo al 60%, veinte puntos menos que en 2009
Europa se la juega en las elecciones al Parlamento europeo de este domingo. Dos grandes concepciones del futuro europeo están en liza, con fuerzas políticas críticas que empujan a los dos bandos. Pero la familia popular europea, el PPE, y la familia socialista, PSE, buscarán cómo entenderse para caminar hacia una mayor unión política y económica.
En España, aunque siempre se ha apuntado, desde círculos políticos y económicos, a que ese entendimiento entre PP y PSOE es un hecho, –principalmente desde Catalunya—lo cierto es que no se ha producido un gran consenso desde la transición.
Sin embargo, y en eso sí aciertan los nuevos partidos que se han constituido al calor de la crisis económica, como Podemos, en el flanco de la izquierda, o Vox, y la más veterana UPyD, el PP y el PSOE han monopolizado la vida de las instituciones políticas y económicas en las últimas décadas. Y ese bipartidismo imperfecto, con que se ha calificado hasta ahora al sistema político español, podría comenzar a desvanecerse.
Un cambio respecto a 2009
La prueba se vivirá en estas elecciones europeas. El voto entre las dos fuerzas políticas podrían sumar, según las distintas encuestas publicadas, un 60% de los votos, al margen de quien consiga la victoria –el PP ha estado por delante en esos sondeos con un 3% de margen—Esa suma, si se acaba produciendo, sería de 20 puntos menor que la de las últimas europeas, en 2009.
Claro que las elecciones europeas sirven para mostrar realmente el enojo del elector. Para ‘pasar’ de la política, o para votar a formaciones muy críticas con el partido favorito. Es decir, un elector habitual del PSOE podría o quedarse en casa o preferir ya a Izquierda Unida, o a la formación Podemos. Y un elector del PP podría derivar por UPyD, o por Vox, liderada por el viejo conocido Alejo Vidal-Quadras.
Como en 1994 o 2004
Pero hay que tener algunas cosas en cuenta, como apunta el politólogo Oriol Bartomeus. “Las europeas marcan una tendencia sobre el ciclo político que se avecina”. Eso ocurrió así en 1994, cuando las europeas anticiparon el triunfo del PP en las municipales y autonómicas de 1995 y en las generales de 1996. Y ocurrió también en 2004 y 2009, cuando “se reforzaron los indicadores principales de las elecciones generales precedentes”.
Por ello, el PP y el PSOE saben que se la juegan. Aunque las europeas presentan una participación mucho menor –desde el 68,5% de participación en 1987 ha ido descendiendo, hasta el 44,9% en 2009—los que votan “son pata negra”, como recuerda el experto en sondeos electorales y politólogo Jordi Sauret.
Votan los ‘pata negra’
Y esos “pata negra”, los convencidos de cada partido, anticipan decisiones. Si el PSOE logra ganar las elecciones, aunque sea por la mínima, su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba podría pensar que sigue teniendo opciones, y presentaría su candidatura a las primarias socialistas a la Moncloa.
En ese caso, además, el PSOE podría plantarse las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015 con ciertas garantías de que se ha recuperado de su paso más reciente por el gobierno. Y esa conquista, previa a la Moncloa, pasaría por gobernar en Valencia, en la Comunidad y en el Ayuntamiento, y en Madrid, también en las dos instituciones.
Seguir la recuperación
En el otro lado, el PP se juega llegar a las generales de 2015 con la impresión de que los españoles han entendido su incumplimiento del programa electoral, para “evitar el rescate”, como recuerda Mariano Rajoy, y de que ha llevado a España a transitar hacia la recuperación económica. “No se puede tirar por la borda ahora el esfuerzo realizado”, ha asegurado en las últimas horas.
Tanto Miguel Arias Cañete como Elena Valenciano, los dos candidatos, del PP y del PSOE, han jugado sin tapujos esa carta interna, con referencias a las dos familias políticas que pueden gobernar Europa.
El resto de fuerzas políticas buscarán, precisamente, romper ese bipartidismo, con la convicción de que ha llegado el momento de revolucionar la política española, de que esos dos partidos han constituido una especie de “régimen”, de casta dirigente, que ha erosionado gravemente la democracia española.
Voto útil
Pero, tanto Bartomeus como Sauret recuerdan que las europeas, aunque anticipan tendencias y ciclos, sirven para que los ciudadanos opten por fuerzas políticas de forma transitoria. Cuando llega la hora de la verdad, las familias políticas vuelven a cobrar fuerza. “El voto útil en estas elecciones no sirve, porque se tiene la idea de que no hay grandes cosas en juego”, recuerda Oriol Bartomeus.
Esa falta de “voto útil” puede perjudicar más al PSOE en las europeas, perjudicado también por la situación del PSC en Catalunya, que ha tratado en la campaña electoral de orillar la cuestión soberanista, centrándose en el eje izquierda-derecha que se dirime en la política Europea.
Los electores de izquierda suelen castigar más a los suyos, y la erosión del PSOE puede beneficiar a Izquierda Unida y al movimiento Podemos.
Hegemonía soberanista en Catalunya
Pero en el PP, como apunta Sauret, lo que puede ocurrir no es tanto un voto de castigo que vaya a UPyD o Vox o Movimiento Ciudadano, como “un paso a la abstención”.
Todo eso se juega en España, pero en Catalunya es más decisivo. Se juega la hegemonía en el terreno del soberanismo, entre CiU y ERC.
Si la participación es significativamente más alta en Catalunya que en el resto de España, eso ya será un triunfo del soberanismo, que ha planteado las europeas como un anticipo de la consulta del 9 de noviembre.