Duran Lleida, el último explorador
El líder de Unió pide reunir la comisión bilateral Generalitat-Estado para abordar inversiones en infraestructuras
La situación se clarifica. El Gobierno español está enfrascado en muchos asuntos. El primero, el cumplimiento del déficit. Y la amenaza de la deuda, que sigue disparada, a pesar de algunas operaciones o de errores que la han camuflado. Pero en el asunto político más importante, el Ejecutivo de Mariano Rajoy quiere actuar con mucha prudencia.
El Gobierno espera que sea el propio movimiento independentista catalán el que caiga en sus propias contradicciones. Y eso exaspera a dirigentes como Josep Antoni Duran Lleida.
Rajoy, desde Japón, ha asegurado que no sabía “muy bien”; lo que era “eso de la tercera vía”. Y esa vía es la que desea explorar Duran Lleida. También el President Artur Mas, pero en el caso del líder de Convergència, existe un plan B que es cada vez más el único plan posible: caminar hacia unas elecciones plebiscitarias cuando compruebe que el Gobierno no le permitirá convocar un referéndum.
Comisión Bilateral
Mas ya se dirige hacia esa nueva meta. Si puede, resistirá como pueda hasta 2016. Pero Duran Lleida se ha convertido en el último explorador en los aledaños de La Moncloa. Y ha pedido, en un gesto que debería ser lo habitual en las relaciones institucionales entre el Gobierno central y la Generalitat, –pero que se ha convertido en algo excepcional–, una reunión de la Comisión Bilateral Generalitat-Estado para abordar el conflicto político. Oficialmente se trata de negociar los asuntos relacionados con las inversiones en infraestructuras, tras la debacle en los presupuestos en 2014. Lo ha hecho por carta, dirigida a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, con fecha de 19 de septiembre.
Pide Duran que es necesario abordar la formalización del contrato de servicio de Cercanías entre la Generalitat y Renfe, lo que obliga a convocar la reunión bilateral. Pero en la carta se reclama también cerrar otros acuerdos pendientes.
¿Existe el Estatut?
De hecho, casi suena a ciencia ficción que el Govern de la Generalitat pida resolver diferentes cuestiones, dentro del desarrollo del Estatut, en vigor, aprobado en 2006. ¿Pero Catalunya tiene un Estatut que se puede desarrollar? Esa pregunta, retórica, parece ya una pesada broma para el movimiento independentista que promueve Mas.
El caso es que Duran no quiere llegar a unas elecciones plebiscitarias. Y esa es la solución que se acerca. Lo admitió este jueves el vicesecretario general de Convergència, Lluís Corominas, un hombre del núcleo soberanista, pero siempre muy cauto en sus formas y expresiones. Corominas dejó claro que CDC no espera que el Gobierno autorice el referéndum y que la respuesta debe ser la convocatoria de unas elecciones de carácter plebiscitario.
Llegar hasta el final
Si se llega a ese extremo, ¿podrá Duran seguir de la mano de Mas, al frente de CiU? Fuentes de su partido, de Unió Democràtica, aseguran que el reto “se podría alargar en el tiempo”. Es decir, que sería después, cuando el Parlament tuviera que sacar adelante una declaración unilateral de independencia, cuando CiU tendría un problema serio, ya casi insalvable.
Duran busca no llegar hasta esa situación. Por ello ha establecido una relación estrecha con el PSC, concretada en un almuerzo con los socialistas Pere Navarro y Miquel Iceta. Para el primer secretario del PSC se trata de un hecho importante, porque le sitúa en primer plano, tras entrevistarse también con la líder del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho.
Sin embargo, la exploración tiene sólo unos meses por delante. Y Rajoy sigue sin atisbar nada, ¿por qué, qué es exactamente lo que le propone Duran, o Navarro, o el PP catalán?
Rumbo, por tanto, a las elecciones plebiscitarias, y ya saldrá el sol por Antequera.