Duran da el paso atrás en CiU pero aguanta en política sin exponerse al desgaste del 9N
El número dos de la coalición traspasa el cargo al consejero de Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler
Josep Antoni Duran i Lleida ha dedicado prácticamente dos meses a meditar, o a templar gaitas, para dar el paso atrás que pretendía. Este lunes deja la secretaría general de la coalición Convergència i Unio (CiU). La maniobra no debe confundirse con la retirada de la política. Finalmente, ha logrado que las corrientes más beligerantes de las formaciones involucradas toleren que retenga las cuotas de poder que ha alcanzado en Madrid. Además, continuará como líder de la formación democristiana.
La pseudo dimisión se conocía el domingo a última hora de la tarde. Probablemente, en poco tiempo se sabrá qué día se reúnen en Moncloa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas. El momento no es, por tanto, casual. Duran sale poco antes de la primera línea de exposición a los fiascos que pueden venir en relación con la consulta que se pretende convocar el 9 de noviembre. Desde la perspectiva de un análisis electoral, Mas ha intensificado su apuesta soberanista y ha dejado huérfanos, al menos, al 34% de los votantes de la federación, según las últimas encuestas.
Marcar distancia
Uno de cada tres de sus votantes pide diálogo con Madrid para lograr una batería de competencias blindadas, opción que gana peso entre los electores de CiU y que, precisamente, es la salida por la que apuesta Duran. El hasta ahora secretario general puede esperar sin incinerarse y marcar aún más distancia con Mas, o bien presionar sin miramientos, para reconducir la federación.
De modo que tomada la decisión, tocaba elegir sustituto. Las riendas que suelta Duran las heredará el actual consejero de Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler, que ascenderá en presencia del jefe del Ejecutivo catalán y del mentor de éste, Jordi Pujol. El trámite se resolverá en el comité ejecutivo de CiU, el órgano directivo de la coalición, que se reúne este lunes en Barcelona.
Espadaler es un hombre que también ha tenido diferencias con Mas. El último conato se produjo por la destitución del director general de la policía autonómica, Manel Prat, a la que el presidente catalán se oponía.
Empático con Mas
La muerte del empresario Juan Andrés Benítez fue la gota que colmó la paciencia del máximo responsable político de los Mossos d’Esquadra. Su campo de acción era limitado. Prat es un hombre de Felip Puig (éste último lo es de Mas) y había resistido a pesar de las numerosas polémicas. El actual consejero de Industria le nombró cuando ocupaba las mismas responsabilidades que ahora tiene el consejero democristiano. El nuevo número dos de CiU supo imponerse y ganó la disputa: se reubicó al jefe de la policía catalana.
En lo relativo al proceso soberanista, Espadaler sí ha cerrado filas con Convergència si la situación lo ha requerido. Por ejemplo, respondió con contundencia cuando el único ministro catalán del Ejecutivo de Rajoy, Jorge Fernández Díaz, aseguró que el independentismo sería pasto para el yihadismo. “Me parece inmoral”, dijo el sustituto de Duran. Con el relevo, Mas ha ganado un aliado fiable. Espadaler ha apelado a la “lealtad mutua” entre las dos formaciones nacionalistas en varias ocasiones y ha insistido en que “hay un proyecto político compartido”.