Mariona Carulla no tiene claro si continuará al frente del Palau de la Música
Los socios del Orfeó Català están llamados a las urnas el próximo noviembre para elegir quién estará al frente de una de las instituciones culturales más importantes del país, el Palau de la Música. Es uno de los feudos tradicionales de la burguesía catalana y está en el centro del escándalo económico más destacado de los últimos años en Catalunya: el saqueo reconocido que perpetró su antiguo gestor, Félix Millet, junto a su mano derecha, Jordi Montull, a través de una trama que ha salpicado al partido del President de la Generalitat, CDC; el Ayuntamiento de Barcelona y varias grandes empresas del país como Ferrovial.
Mariona Carulla tomó las riendas de la institución en 2010 en el momento más oscuro. Llegó a la dirección un año y medio después de que los Mossos d’Esquadra entraran en el palacio modernista dibujado por Lluís Domènech i Montaner para sacar las primeras pruebas que incriminarían a la antigua cúpula y provocarían que el embargo de la sede de CDC para sufragar la fianza fijada por el juez. Pero tras cuatro años al frente de la institución, duda en presentar o no su candidatura.
La presidenta forma parte de una de las familias más pudientes de la sociedad catalana, el clan que lidera el grupo Agrolimen. Que también está bajo la lupa judicial. Conocía de cerca el Palau antes de aceptar el cargo, ya que fue vicepresidenta de la junta liderada por Millet durante 11 años. Pero su tarea en esa directiva era básicamente representativa. El presidente saqueador vigilaba quién ponía un pie en la gestión real de la institución.
Tras cuatro años en los que ha estado dedicada a jornada completa en intentar cerrar un capítulo bochornoso por todos aquellos que estuvieron durante años al lado de Millet, Mariona Carulla se toma ahora un tiempo de reflexión. Dispone de unos largos ocho meses para tomar la decisión.