La banca de Andorra vive la intervención de BPA entre el temor a los efectos y la revancha interna
La incidencia que sacude al banco de los Cierco resucita los planes de concentración financiera entre las familias del Principado
Nada más conocerse el martes en Andorra la Vella la intervención de Instituto Nacional Andorrano de Finanzas (Inaf) sobre el banco de la familia Cierco, los teléfonos no pararon de sonar en las principales sedes de los grandes grupos financieros del Principado. Las comunicaciones hablaban de oficinas, de imagen, de compras, de absorciones, de campañas para resituar el prestigio, de España, de los Pujol… Lo sucedido con la Banca Privada de Andorra (BPA) tiene dos efectos inmediatos para los banqueros del país: el de la imagen, situada en la lavadora internacional desde hace unos años, y el más lobezno, que permite apartar a uno de los machos de la manada.
El banco propiedad de los hermanos Higini y Ramon Cierco ha sacudido las estructuras del sistema financiero andorrano al poner en tela de juicio su fiabilidad internacional desde la perspectiva de las buenas prácticas en materia, por ejemplo, de blanqueo de capitales. María Cosan, directora general del Inaf, ha tenido especial cuidado en explicarlo ante la prensa: «Los hechos no pueden poner en duda la plaza financiera andorrana. Ni su solvencia, ni su liquidez. Se circunscribe a una entidad y en un ámbito muy concreto de la entidad».
El aterrizaje en España
Con anterioridad, sus siglas se hicieron famosas en España por haber sido el grupo que compró Banco Madrid a Kutxabank y en el que residía y daba sus últimos estertores el patrimonio líquido de la familia del ex presidente catalán Jordi Pujol. El primero de los asuntos, pese a los recelos que siempre despertó el aterrizaje de capital andorrano en la banca española (Andbank le birló Inversis a BPA en una controvertida subasta triangular), había convertido a BPA en un solvente agente de gestión de patrimonios más allá de sus fronteras.
Convertirse en la hucha bancaria de los Pujol, sin embargo, alimentó todo tipo de sospechas sobre su actividad. En su defensa, los responsables de BPA siempre mantuvieron que el dinero de la familia estaba «bancarizado». Es decir, procedía de otra entidad del mismo país (Andbank), quien debería haberse preocupado por su origen o posible ilicitud con anterioridad.
Los banqueros andorranos se despiertan
Mientras Cosan destacaba el miércoles los altos ratios de solvencia de la banca andorrana, la patronal bancaria del país (Associació de Bancs d’Andorra, un minúsculo grupo en el que están representadas las principales familias propietarias: Cierco, Reig, Ribas, Cerqueda…) se reunía de urgencia en la capital del principado para, oficialmente, mandar un mensaje de tranquilidad a los clientes. En un mercado tranquilo y estancado por las nuevas normativas que afectan al país, lo de BPA era un terremoto entre las montañas andorranas.
Sin duda, difundir calma era la principal vocación del encuentro, aunque no la única. Algunos medios financieros andorranos señalan que en el trasfondo de las reuniones se busca dar una solución de continuidad a BPA. Es difícil que el banco de la familia Cierco pueda remontar la intervención y el golpe a la imagen recibido sin daños en su balance o cuenta de resultados, por tanto hay que estar preparados, señalaron algunos ejecutivos, para absorber o asumir parte de su negocio entre todos: Andbank, Crèdit Andorrà, Mora Banc y Banc Sabadell d’Andorra.
Inusual intervención
La intervención del Inaf sobre BPA resulta, por otra parte, inusual en comparación con las que se han vivido más recientemente en España. Incluso la que ha llevado a cabo el Banco de España sobre su filial Banco Madrid también lo es. Casos como el de Banca Catalana, Banesto o, más recientemente, Bankia y Catalunya Caixa supusieron en todos los casos el control inmediato de la propiedad de las entidades y el relevo fulminante de los gestores y de los órganos de gobierno de cada uno de ellos para ser sustituidos por representantes de la administración.
Lo insólito del escándalo andorrano estriba en que el Gobierno del país actúa tras conocerse un informe del Tesoro americano que pone en duda determinadas prácticas de BPA en el control interno del blanqueo de capitales. Erradicar esas actuaciones en el sistema financiero es uno de los compromisos del país con la comunidad internacional para erradicar su consideración de paraíso fiscal. Sin embargo, el Ejecutivo andorrano ha concedido el beneficio de la duda a BPA al permitirle su defensa respecto a esas acusaciones bajo la tutela y vigilancia de dos de sus representantes, que estarán presentes durante 60 días en los órganos decisorios del banco.
¿Canibalismo financiero?
Medios del sector financiero del país pirenaico señalan que los acontecimientos desencadenados han hecho aflorar «el instinto caníbal» de las familias banqueras que desde hace años controlan las principales marcas andorranas en la banca y en otros negocios, como el inmobiliario o el comercio.
«El Gobierno verá bien todo lo que ayude a fortalecer el sistema bancario andorrano», remataba el ministro de Economía y Finanzas, Jordi Cinca, ante los medios de comunicación. El Ejecutivo que representa, y que preside Antoni Martí, lleva tiempo tomando distancia del poder que el sector financiero andorrano, un 20% de su PIB, ha tenido en la política y en la administración del pequeño país.