El problema de Caixa Girona: “Las prácticas poco ortodoxas las conocía todo el mundo”
El ex presidente Manel Serra admite que dudó demasiado en llevar a Fiscalía las irregularidades de Calzada
Las revelaciones de los distintos ejecutivos de las cajas de ahorro catalanas en el Parlament están mostrando una idea diáfana de lo que ha sido la relación entre la política y el mundo económico en las últimas décadas. Los directivos han acusado, en su mayoría, al Banco de España por no tomar más precauciones y permitir que las entidades cayeran todas en los excesos de la burbuja inmobiliaria.
Y, algunos de ellos, han considerado que no podían hacer prácticamente nada, con el argumento de que “todo el mundo hacía lo mismo”. En el caso de Caixa Girona, que prefirió quedar en manos de La Caixa, esas relaciones han sido todavía más intensas. Hasta el punto de que su ex presidente, Manel Serra, entre 2009 y 2010, el momento clave de las fusiones entre cajas de ahorro, ha admitido que el gran problema de todo es que “las prácticas poco ortodoxas las conocía todo el mundo, y eran conocidas y toleradas”.
¿Qué hacer?, nada
¿Y qué se podía hacer? Poca cosa, según Manel Serra, que se ha referido en concreto a las irregularidades cometidas por el ex presidente Arcadi Calzada, respecto a la compra-venta y exposiciones de obras de arte, a través de una galería de arte de su propiedad.
Preguntado por los diputados en la comisión de investigación del Parlament, Manel Serra, ha asegurado que llegó a dudar “en cinco, en seis ocasiones”, para llevar a Fiscalía esas irregularidades, per que, finalmente, no lo hizo.
Serra, en todo caso, ha afirmado que “es preocupante” que existiera esa especie de consenso, que toleraba determinadas actuaciones, sabiendo que eran “poco ortodoxas”.
Fusionarse con La Caixa, la mejor opción
Sobre la cuestión concreta de Calzada ha sido concluyente: “Se archivo la causa, porque ya no se producían esas prácticas, porque el presidente –Calzada– ya no estaba”. Pero había indicios, según Serra, de que esas prácticas no eran correctas, y que se toleraron a pesar de que la ley de cajas era clara respecto a la prohibición de que directivos de la entidad pudieran ser, al mismo tiempo, “proveedores de productos o servicios”.
Serra también se ha referido a la absorción por parte de La Caixa de Caixa Girona, y entiende que, después de todo, ha sido la mejor opción, porque mantuvo el empleo y la obra social, y no necesitó de ayudas públicas.
Caixa Girona, ¿en solitario?
El directivo ha señalado una cuestión importante sobre todo ese proceso, y es que, a su juicio, las cajas catalanas no tenían un problema de dimensión, sino de «solvencia en escenarios adversos”, es decir, que estaban en una situación interna muy complicada, que no les hubiera permitido seguir en solitario.
«Creo que Caixa Girona sola no habría podido continuar”, ha afirmado Serra.
El ejecutivo ha dado cuenta de su retribución, con una media de 4.500 euros netos mensuales, incluyendo dietas, en todo su mandato entre 2009 y 2010, sin indemnización adicional ni un plan de pensiones, que ningún consejero tampoco tuvo. En ese periodo, la dirección se redujo el sueldo a la mitad. Según Serra “era suficiente”.