El consejero delegado del BPA pasa su primer día en la cárcel «hundido emocionalmente»
Continúa en busca y captura un directivo del banco, vinculado a Gao Ping, que se encargaba de captar clientes e inversiones
«Hundido», «abatido», «ha tocado fondo». Con estas expresiones han tratado de explicar fuentes de la investigación, el estado en el que se encuentra el ex consejero delegado del Banco Privado de Andorra (BPA), Joan Pau Miquel, detenido el pasado viernes y que desde este lunes se encuentra recluido en una celda individual de la cárcel del Principado.
«Está absolutamente sobrepasado por los acontecimientos. Roto anímicamente. Tanto es así que el juez le ha llegado a ofrecer asistencia médica si fuese preciso». La mismas fuentes han señalado a Economía Digital que tanto la Fiscalía General de Andorra como la Anticorrupción española esperan que, en breve, Joan Pau Miquel se preste a colaborar con la justicia y, de esta forma, consiga aminorar las acusaciones explicitas que contra el ha formulado el departamento del Tesoro norteamericano y la propia Fiscalía General del Principado.
Celda en una cárcel renovada
Miquel ocupa una celda individual de la cárcel andorrana, una vieja edificación situada muy cerca de la sede del Gobierno de aquel país. Se trata de una instalación antigua, rehabilitada en profundidad cuando hace unos años sus 20 celdas quedaron obsoletas y presentaban serios problemas de salubridad.
Entonces, incluso se ofrecía a los presos la posibilidad de cumplir la condena en la cárcel de Toulouse o en la de Lleida. Ahora, tras la reformas del edificio, las condenas y las penas preventivas se cumplen en este centro reacondicionado y sometido ya a los controles higiénicos y legales de los que antes adolecían.