El BCE riega de dinero a la banca europea
Presta casi 500.000 millones de euros (la mitad del PIB español) al 1% para que la banca compre deuda pública
El italiano Mario Draghi muestra sus armas para afrontar la crisis. Buena prueba de ello es la subasta que ha cerrado la máxima autoridad del euro, con sede en Fráncfort. Ha sido casi medio billón de euros los que ha prestado el BCE a un interés del 1%. Concretamente 489.190,75 millones a repartir entre 523 entidades de la Eurozona. Todo un récord absoluto en la historia de la institución monetaria y a un plazo de tres años.
Según los analistas consultados por Economía Digital, el objetivo de esta operación no es otro que relajar las tensiones en los mercados de deuda mediante una doble vía: como el BCE no puede comprar directamente bonos de los Estados, presta dinero a un tipo irrisorio a los bancos privados para que estos compren deuda soberana de los países y por tanto bajen sus costes de financiación. Esta operación, por tanto, debería tirar hacia abajo de las primas de riesgo periféricas, algo que de momento no está está pasando pues la prima española está subiendo cerca de 20 puntos básicos y la italiana 30.
El BCE presta dinero al 1% a la banca que la banca dejará a los Estados a un interés muy superior. Un negocio seguro para las entidades financieras y que tampoco viene mal a los Estados. Otra cosa es cómo afecta a los ciudadanos de esos Estados, que deben de sufrir recortes para que el déficit se ajuste y se pueda pagar la deuda.
«Se busca la inflación»
Según Rubén Manso Olivar, inspector en excedencia del Banco de España y director del despacho Mansolivar, «es una cuestión de monetización del déficit y la deuda pública. Es una forma de inyectar beneficios a la banca que tiene muy poca financiación».
Este experto asegura que la subasta de liquidez «es una manera encubierta de cobrarnos impuestos para ayudar a la banca, y además se genera un poco de inflación, que es una de las formas con la que nos quieren sacar de la crisis»,
Otro especialista del mercado afirma que esta opción es la contraria a «la vía islandesa, muy dramática en el corto plazo y mucho más rápida, pero que no está ni mucho menos en la agenda». En Islandia se permitió que los bancos con situaciones patrimoniales negativas quebraran.