Draghi deja para el año que viene las medidas antideflación
El BCE mantiene el precio del dinero en el 0,05%, la tasa más baja de la historia de la Unión Europea
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha dado un paso más para mantener la expectativa de que el año próximo la institución que dirige empiece a comprar deuda pública europea con el objetivo de poner más dinero en el mercado, combatiendo así los peligros de deflación y de estancamiento de la economía europea.
El banquero italiano ha asegurado en su comparecencia en una rueda de prensa que el consejo de gobierno de la institución aún discute las posibilidades de la Quantitative Easing (QE), es decir la fórmula para adquirir deuda soberana de cada país que está en manos de los bancos, y ha subrayado que la unanimidad no es necesaria para aplicarlo, aunque la entidad no tiene aún decidido adoptar medidas adicionales en su próxima reunión.
La eterna ambigüedad del BCE
Es decir, que no hay decisión en firme, pero que coexiste con la oposición de una parte de los integrantes del consejo.
«Ciertamente, hemos mantenido una discusión rica sobre diversas opciones de QE», admitió el banquero italiano tras la reunión del consejo del BCE, que mantuvo los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05%.
Comprar deuda es legal
Además, por primera vez el presidente del BCE expresó directamente su opinión de que «la compra de bonos soberanos entra dentro del mandato». «No seguir adelante con nuestro mandato sería ilegal», apostilló.
Es un posicionamiento claro del presidente de la institución, que no coincide ni con el Gobierno alemán ni con sus representantes –y sus aliados– en el BCE. Berlín no quiere ni oír hablar de nada que suponga mutualizar la deuda pública ni medidas que animen la inflación como remedio expansivo de la economía europea.
Inflación por debajo del objetivo
El objetivo central del BCE es mantener la inflación entorno al 2%, pero el último dato europeo la sitúa en el 0,4%, lo que supone que algunos países están en caída de precios. Es una amenaza latente de deflación y de estancamiento de la economía comunitaria, algo semejante a lo que ha sufrido Japón en los últimos 20 años.
Ese riesgo se está acentuando por la caída de la cotización del petróleo. Ese es el panorama que permite que el bono español a diez años cotice al 1,83% y que la prima de riesgo se sitúe en 108 puntos.