De Guindos apremia a Mafo para que decida ya si Bankia puede seguir en solitario
Economía consulta a los grandes banqueros para vertebrar una futura concentración si la entidad liderada por Caja Madrid no alcanza las exigencias de capital: faltan 2.700 millones y BBVA es el mejor visto
El ministro de Economía, Luis de Guindos, está inquieto por Bankia y quiere respuestas a sus dudas, que se concentran en la matriz Banco Financiero y de Ahorros (BFA), donde las cajas fundadoras depositaron el negocio bancario y aparcaron el ladrillo. El Banco de España tiene órdenes de fijar ya una posición sobre la continuidad del grupo en solitario. Mientras tanto, De Guindos ha llamado este lunes a los princiaples banqueros españoles para valorar la predisposición a una gran operación.
Rodrigo Rato, el presidente de la franquicia que trae de cabeza al responsable económico del presidente Rajoy, ha presentado un plan para captar los 2.700 millones que el Banco de España calcula que faltan. Sin embargo, se ha activado demasiado tarde, en opinión del ministro, ya que Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo) ha dado la luz verde con retraso. El grupo ganó 47 millones en 2011 y quedan menos de 60 días para la prueba final.
Por otro lado, las advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre Bankia han colmado la paciencia del ministro, que este lunes descolgó el teléfono para llamar a los grandes banqueros del país: Botín (Santander), González (BBVA) y Fainé (Caixabank). ¿El objetivo? Allanar el terreno a una posible fusión si se decide que Rato no puede andar a solas. Los 30 inspectores que el Banco de España tiene destacados permanentemente en las torres Kio trabajan a destajo para finalizar sus valoraciones.
Ronda de contactos
El tamaño de Bankia es el principal hándicap para la posible operación de concentración, así que seleccionar y convencer al socio es un reto para Economía en sí mismo: el BBVA es la pareja bien vista por De Guindos, aunque el resultante sería “excesivamente grande”. Es decir, “contraproducente para el sector”, según varios expertos. A pesar de ello, la opción es firme, ya que el problema es el mismo en cualquier caso, y si Francisco González no juega, la recapitalización por el fondo de rescate público Frob está encima de la mesa como última opción, debido a la mayor resistencia de Santander y Caixabank –operación ya descartada por Fainé por la falta de ayudas públicas–.
Bankia necesita ganar 1,6 puntos de core capital –la tabla para medir la salud real de los bancos—si quiere cumplir con Europa en menos de 60 días. El examen es en junio. Quizá por ello, o porque De Guindos arañó algún compromiso, tras las consultas con González, Botín y Fainé, el ministro más mediático, según los cenáculos madrileños, logró tiempo para hablar con los informadores habituales en el ministerio: “Se conocerán nuevas fusiones en breve”, dejó caer después de colgar el teléfono.
Desacompasados
Los ritmos del Banco de España no son los del Ministerio de Economía. De Guindos y Mafo tienen un problema de compás que empieza a desesperar al Gobierno al completo. Moncloa, con el agua al cuello, quiere despejar cualquier incertidumbre sobre la banca española, puesta en duda también por Standard & Poor’s esta misma semana, cuanto antes.
Rajoy considera que la reforma financiera va excesivamente lenta, según fuentes no oficiales en Economía. De hecho, Mafo ha autorizado hace pocos días a BFA para que aplique la estrategia diseñada por Rato para conseguir los fondos necesarios y provisionar los requerimientos impuestos por la Autoridad Europea Bancaria y por el decretazo de enero, dictado por De Guindos.
La reforma del sistema financiero es nuevamente la pista de baile donde los pisotones entre regulador y Ejecutivo son más evidentes, aunque el ministro se acaba imponiendo. Él decidió que se acelerará la subasta de CatalunyaCaixa a pesar de la parsimonia del Banco de España y aunque ni siquiera se había seleccionado al banco de inversiones para asesorar en la operación. Ahora, De Guindos quiere una solución inmediata para Bankia. O fusión o plan realizable de recapitalización.