CatalunyaCaixa precisará una inyección de 5.000 millones por la gestión de Serra Ramoneda y Serra
El esquema de protección contra pérdidas descrito en el cuaderno de venta sólo incluye activos anteriores a 2008. El Gobierno duda de 23.000 millones del balance generados en etapas previas a Todó, aunque garantizará el 80% en coberturas para el futuro comprador
La gestión de los ex presidentes de CatalunyaCaixa, Antoni Serra Ramoneda y Narcís Serra, habría cavado un agujero de más de 5.000 millones de euros. Esta es la inyección mínima de capital que barruntan las entidades interesadas en comprar la última caja catalana tras analizar los balances, abiertos ahora a los postores para su valoración.
Según el protocolo de venta, el fondo de rescate Frob reconoce hasta 23.000 millones en activos problemáticos. Sobre esa cantidad máxima, se ofrecerá una protección de hasta el 80% a cubrir en ocho años.
Dentro del perímetro de activos en riesgo de minusvalías no se encuentra ninguna adjudicación posterior a 2008. Es decir, las cifras que el propio Frob da por buenas señalan directamente a la gestión de Serra Ramoneda (presidente durante 20 años, hasta 2005) y Serra (2005-2010) al imputar las futuras pérdidas a la gestión desarrollada aquellos años.
Según los cálculos de algunas entidades interesadas en CatalunyaCaixa, se espera una depreciación del 50% de los activos en balance, tanto de los no problemáticos como los de riesgo. Ello rebajaría la base de cálculo hasta los 11.500 millones a los que cabría restar los 4.000 millones aproximados en provisiones que el equipo del actual presidente, Adolf Todó, ha apartado durante los últimos dos años.
Operación gemela
La inyección de capital público, o agujero, que por lo tanto estipulan los expertos próximos a la operación supera los 5.000 millones de euros y alcanzaría un máximo de 6.250. Sin embargo, la subasta de CatalunyaCaixa es una operación gemela a la venta de la CAM. Es decir, se trata de una subasta competitiva por lo que Citi –el banco de inversión que asesora al Frob en la transacción– recomendará adjudicar la entidad al comprador que menos ayudas requiera sin comprometer la solvencia del conglomerado resultante.
En ese equilibrio radica la clave de la subasta. “Se intenta evitar un nuevo Bankia, aunque a menor escala”, aseguran fuentes próximas a la operación. En este escenario, Santander y BBVA siguen ganando puntos. Son además bancos cotizados, una recomendación que las autoridades bancarias europeas habrían trasladado ya al Gobierno español.
“En Bruselas no se entendería que otra caja de ahorros comprara CatalunyaCaixa”, apuntan a Economía Digital. Europa sólo ve con buenos ojos a Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA), Josep Oliu (Sabadell) y Ángel Ron (Popular). La opción de JC Flowers, un fondo de inversión, tampoco convence a las autoridades comunitarias.
Dos presidentes en duda
Sea quien sea el futuro gestor de CatalunyaCaixa deberá integrar un negocio lastrado por el ladrillo a pesar de las dotaciones realizadas en los últimos años. En sus orígenes está la decisión pionera de Ramoneda de comercializar crédito directamente al promotor, práctica que, con los años, acabó arrastrando a la franquicia bancaria, tras su fusión con Tarragona y Manresa, hasta la práctica nacionalización.
Narcís Serra no sólo no acabó con esta estrategia, sino que la estimuló. Bajo su mandato se extendió además una nutrida red de oficinas para comercializar esos productos crediticios. Los criterios con los que operaba la escuela de riesgos de la antigua Caixa de Catalunya también han sido puestos ahora en duda por mustios. En 2008, Serra forzó la dimisión de su director general, José María Loza, por fuertes desavenencias.