Caixabank perfila el BPI que quiere

Los recortes de estructura y el redimensionamiento de la plantilla ya están listos. El grupo portugués teme hasta 1.000 despidos

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La compra del Banco Portugués de Inversión (BPI) por parte de Caixabank va camino de convertirse en un culebrón. Todavía no se ha lanzado y ya está dando mucho de lo que hablar. El último capítulo, un informe del propio grupo luso al regulador financiero en el que filtra los planes de la entidad española tras la opa, y que ha abierto un conflicto entre ambas entidades.

BPI ha informado a la CMVM, el regulador del mercado portugués, de que Caixabank prevé ahorrar hasta 84 millones de euros en los próximos tres años si triunfa su oferta y toma el control de la entidad. Está previsto que la opa pueda culminar a finales del tercer trimestre.  

Este ahorro vendría tanto por mejorar procesos y hacer sinergias como por la reducción de estructura. En este segundo capítulo, la previsión del banco que preside Isidro Fainé es conseguir un ahorro de 48 millones.  

Casi 50 millones de ahorros de estructura  

Los planes de la entidad catalana no cifran ningún número de bajas en BPI, que tiene unos 8.500 empleados, pero la entidad lusa ha calculado que podrían producirse hasta 1.000 despidos. El banco tiene el 30% de su plantilla en África, donde controla el angoleño BFA.
 
Desde Caixabank han precisado que la cifra de despidos es un mero cálculo hecho por el BPI a partir de la cifra de 48 millones y el sueldo medio de la plantilla. Sin embargo, aseguran que estos millones no se sacarán solo del gasto de personal sino de una reducción de estructura más amplia, por lo que apuntan que no se llegará a las 1.000 bajas, aunque evitan hablar de cifras.  

Haya las salidas que haya, los planes de la entidad española es que sean bajas voluntarias e incentivadas, empezando con prejubilaciones, como ha hecho con los recortes de personal en España después de las varias compras de otras entidades.  

El precio de la opa  

Los planes de Caixabank para BPI, avanzados este miércoles por varios medios lusos, gustaron a los inversores y llegaron a revalorizar las acciones de la entidad más de un 4% en bolsa, aunque terminaron la sesión con un avance del 2,3%. A pesar de todo, cerraron en 1,137 euros por acción, por encima del precio ofrecido por el banco español en la opa.  

Precisamente el precio de la oferta es otro de los puntos de desencuentro entre la dirección de BPI y la de Caixabank. El consejo de administración de la entidad lusa, en su reunión de este martes, dio el visto bueno a la opa, que considera positiva ya que permite terminar con el problema de Angola y el conflicto con el Banco Central Europeo (BCE). Pero tenía una salvedad: el precio.  

El consejo de BPI ha calculado que el precio de su acción se sitúa en 1,54 euros, un 38% más de lo ofrecido por Caixabank, a pesar de que admite que es «particularmente difícil» establecer el precio por los muchos retos que rodean al banco portugués, como su alta exposición a Angola. Por ellos, nueve de los once consejeros del banco luso todavía no se han posicionado respecto a la opa, pero dos se opusieron.  

La única solución  

Lo que dejó claro el consejo de administración es que la oferta es «oportuna» para que BPI resuelva, de una vez por todas, sus problemas internos y con el BCE. Caixabank ya intentó en 2015 lanzar una opa, pero la posición de bloqueo de Isabel dos Santos no le dejó tomar el control.

Con el 44,1% de las acciones, le queda muy poco para superar el 50%, pero la limitación en los derechos de voto se lo ha impedido. Levantar este límite es condición sine qua non para que la opa prospere, y Caixabank cuenta con el apoyo del gobierno luso, pero es algo que se decidirá en una junta de accionistas, todavía por convocar, en la que Fainé espera llevarse el gato al agua.

Resolver el problema de Angola  

Si consigue le control de BPI, Caixabank podrá abordar el mayor problema que tiene actualmente el banco luso: su exposición a Angola, por la que el BCE le amenazó con una multa. De momento, el organismo con sede en Frankfurt no ha iniciado las sanciones por petición expresa de Caixabank, ya que la solución está en proceso.

La primera parte de la solución sería la compra por parte de Caixabank, y la segunda podría pasar por sacar a bolsa BFA, del que BPI tiene casi el 50%. Así, el banco portugués podría venderse parte de su participación, o toda, y cumplir así con los estándares de calidad de activos que marca el BCE.

Xavier Alegret

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