La banca desoye las alertas del Banco de España

Los máximos responsables de Caixabank, Bankia e ING no creen que la situación del sector sea nada alarmante

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Por el Palacio de La Magdalena de Santander han desfilado ya cinco banqueros y el gobernador del Banco de España cuando el seminario Las finanzas sostenibles y su importancia en el futuro de la economía llega a su ecuador. Todo indicaría que los asistentes se han llevado una visión completa y única de lo que pasa en el sector financiero español. Pero no es así.

La relación entre los organismos reguladores y supervisores (Banco de España, BCE, CNMV) y los regulados (los bancos) son idénticas a las de padres e hijos. Unos se pasan el día advirtiendo de los peligros potenciales a los que se enfrentan, dibujando un horizonte sombrío lleno de obstáculos y cuando se les presenta una calificación de notable, en vez de felicitar, se comenta que hubiera sido mejor un sobresaliente. Algo igual ha sucedido en Santander. El Banco de España y las entidades hablan en idiomas distintos y al supervisor le interesa mantener alta la presión.

El pasado lunes, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, sin elevar el tono de voz y sin ningún dramatismo dibujó un escenario lleno de símbolos de advertencia para la actividad bancaria, que hacía pensar que estábamos a las puertas de una nueva crisis de proporciones bíblicas, aunque menores que la de 2008.

Pidió a la banca que no relajara las condiciones de concesión de los créditos, que redujera cuanto antes la cartera de activos dudosos y adjudicados, que aumentara la rentabilidad –el principal riesgo del sector en su opinión– y que elevara los niveles de capital de máxima solvencia, que están a la cola de Europa. No está mal para una apertura de curso.

El martes y hoy han ocupado el atril tres presidentes de bancos y un director general. De ninguna de sus intervenciones se puede colegir que la situación necesite de remontadas históricas o apelaciones a la épica. La banca camina a su paso, un paso lento, porque los tipos de interés negativos no permiten una velocidad mayor. Pero nada más. Lleva conviviendo con el dinero gratis desde marzo de 2016 y ha atesorado la experiencia suficiente para lidiar sin mayores complicaciones.

«Los tipos bajos obligan a los bancos a competir de forma más ingeniosa», apuntan desde ING

César González-Bueno, consejero delegado de ING España y Portugal, resumió el momento actual de forma perfecta: “Los tipo de interés bajos obligan a que la forma de competir entre los bancos tenga que ser más ingeniosa”. Solo eso. Incluso cuando se le preguntó por la denostada reputación sectorial tuvo una respuesta imaginativa. “Cuando a los españoles se les pregunta en términos genéricos su opinión sobre la banca la respuesta es siempre la misma, son un desastre. Otra cosa es cuando se consulta sobre “su” banco, con el que trabaja; ahí la respuesta pasa a ser “no está mal”.

El presidente de Caixabank, Jordi Gual, se sinceró nada más iniciar el turno de preguntas, después de que los asistentes no encontraran ningún lamento en su palabras. “Yo ya he venido llorado aquí”. No está encantado con el euribor en negativo, ni mucho menos, pero cree que hay soluciones, como enfocar la actividad hacia los stakeholders y no maximizar el beneficio. «Los tipos negativos son una situación anómala, que acabará desapareciendo”. O modificando la política comercial. “Hay muchos recursos y en Caixabank los hemos utilizado”

Es verdad que los tipos de interés bajos empeoran el margen financiero, pero ayudan a la economía. En este asunto coincidió con el gobernador, quien aseguró que la política acomodaticia del BCE desde el comienzo de la crisis ha sido más beneficiosa que perjudicial para las entidades financieras.

Hasta en la velada crítica de Hernández de Cos a las prejubilaciones bancarias que han acordado Banco Santander y Caixabank (“la edad real de jubilación debería acercarse más a la edad legal para sostener el sistema de pensiones”) hubo discrepancias. “La reestructuración se ha llevado a cabo dentro del marco legal del que España se ha dotado”.

Bankia: misión, ganar valor añadido

A pesar del tenebrismo que sobrevuela el sector, ING se ha planteado hasta un reto: “Queremos ser los líderes en la concesión de nuevas hipotecas; ahora somos los cuartos. Es una aspiración interna, no un compromiso”. Y es que, en el primer trimestre del año, la concesión de créditos ha crecido un 43%, elevando la cuota del banco en este segmento del 7,5% al 9,4%. González-Bueno ve al sector financiero mucho más prudente que hace diez años e interpreta los avisos del Gobernador como una forma de no «venirnos arriba”. Y le parece correcto.

José Ignacio Goirigolzarri se fue en cuanto que pudo a su terreno: a demostrar la solidez de capital de Bankia, para que no quedaran dudas. Su 12,43% de CET 1 “fully loaded”, convierte a la entidad en la líder indiscutible del sector. A Noé nadie le debe hablar de agua. Y Goirigolzarri venía herido por lo que dijo el Gobernador el lunes: falta capital. Jordi Gual había advertido previamente de que la clasificación de los bancos por su capital no tenía gran valor. ¿Por qué? Porque el denominador del cociente, los activos ponderados por riesgo, no se miden de la misma forma en Alemania, Francia o España. Aquí se es más estricto. Gual prefiere hablar de la ratio recursos propios sobre activos totales. Con este dato la banca española sale mejor parada. Y Caixabank, más.

Y para solventar la situación, el presidente de Bankia dijo que hay que mejorar el margen de intereses y para eso hay que ganar cuota de mercado en hipotecas y créditos al consumo y vender productos de más valor añadido y más comisiones: fondos de inversión, bancaseguros y facturar más con tarjetas de crédito. Se permitió lanzar un aviso a navegantes (reguladores): hay que dejar claras las reglas de juego para bancos, fintechs y bigtechs y y estabilizar de una vez por todas la regulación. A ver quién recoge el guante.

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