Mas se lava las manos en el duelo entre las patronales Foment y Pimec
El consejero Felip Puig paraliza la reforma de la representatividad empresarial en las mesas de negociación después de que Foment la haya recurrido a la justicia
Sigue la batalla, con toques de culebrón, entre la primera patronal de Cataluña, Foment del Treball, y el Govern de Artur Mas. Esta vez ha sido la organización que preside Joaquim Gay de Montellà la que ha salido beneficiada de una decisión del Govern, que se ha echado para atrás en su reforma de la representatividad empresarial después que Foment recurriera a la justicia.
El conseller de Empresa i Ocupació, Felip Puig, se ha visto obligado a paralizar la nueva reformulación de la representatividad de las empresas en las mesas de negociación con la Generalitat. El Consell de Govern aprobó el pasado martes frenar la reforma y ha decidido esperar a la resolución del Tribunal Superior de Justicia (TSJC) antes de dar luz verde a una representatividad que pueda ser anulada por un juez.
Una batalla histórica
El Govern aprobó en septiembre el decreto para ordenar la acreditación de la representatividad institucional de las organizaciones empresariales, asunto que se había complicado en los últimos años con recursos de Foment por un lado y de Pimec por el otro para conseguir, cada una de ellas, la máxima representatividad posible.
La justicia avaló la posición de Foment y dio entrada a Fepime, patronal de pymes vinculada a Foment, en las mesas de negociación. Esto afectaba negativamente a Pimec, ya que, aunque mantenía la misma representatividad, le quitaba la exclusiva de patronal de pymes, por lo que la organización que preside Josep González recurrió.
Como respuesta al recurso de Pimec, Felip Puig quitó la representatividad a Fepime, ignorando una sentencia favorable del TSJC por silencio administrativo. Foment estalló contra esta decisión y acusó al Govern de Mas de favorecer a Pimec. Sin decirlo abiertamente, muchos entendieron que había intereses políticos: Pimec ha estado más cerca de Mas que Foment en los pasos dados hacia la independencia, aunque tampoco se ha mostrado abiertamente independentista. Pero hay otros factores más determinantes, relacionados con el asunto de la representatividad.
Solución fallida
Para resolver la polémica de un plumazo, Felip Puig se sacó de la chistera un nuevo decreto, el aprobado en septiembre y frenado esta semana. Pero no consiguió una solución sino ganarse de nuevo las críticas de la primera patronal de Cataluña.
El decreto establecía que las organizaciones debían acreditar a cuantas empresas representaban, pero una empresa sólo podía computar por una patronal, la mayor de ellas. En la práctica, suponía la eliminación de Fepime de las mesas de negociación, ya que todos los socios de Fepime lo son a su vez de Foment.
La organización presidida por Gay de Montellà aseguró que la reforma se había hecho sin tener en cuenta sus propuestas y aseguró que rompía el diálogo social. Por ello, interpuso un recurso contencioso administrativo ante el TSJC impugnando el decreto y pidiendo su suspensión cautelar, que se ha acabado produciendo. Además, dejó vacías sus tres sillas en el Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) como protesta.