Los propietarios del 44% de Ficosa piden socios externos para salvar la compañía

Los Tarragó reclaman a los Pujol que dejen la gestión de la multinacional a equipos profesionales a través de una ampliación de capital

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Si Ficosa no mejora el resultado operativo del grupo (dotaciones extraordinarias a parte), la compañía está abocada desaparecer. Por este motivo, los propietarios del 44,38% del capital social de la multinacional de componentes de la automoción –la familia Tarragó– ha pedido de nuevo a la cúpula –sus primos, los Pujol– que abra la puerta a socios externos a través de una ampliación de capital.

Una operación que, a la vez, serviría para profesionalizar la gestión de la compañía y hacer más transparentes los resultados. Calculan que necesitan captar entre 50 y 100 millones y aseguran que ya tienen las primeras propuestas de entrada.

Pérdidas

Los Tarragó explican que en el ejercicio 2011 Ficosa perdió 7,6 millones de euros “como mínimo”, en palabras de Josep Maria, ex vicepresidente ejecutivo de Ficosa Internacional. Recuerdan que ellos no tienen en sus manos las cuentas de resultados porque no forman parte del consejo de administración de Ficosa Internacional por una “maniobra oscura” de su tío y sus primos que se debate en varios juzgados, tanto de España como de Holanda.

Eso sí, conocen algunos datos gracias a la presencia que tienen en la holding de la multinacional, Ficosa Inversión. Allí están en minoría en el consejo, tienen dos de las cinco sillas. El capital de los Pujol es del 52,95%, precisamente, por la maniobra oscura que los Tarragó han demandado. Estos últimos aseguran que los resultados positivos que publicitan los Pujol son fruto “de ingeniería financiera, ya que se dan a base de extraordinarios”. Cómo la compra de tres plantas en EEUU “por debajo del valor del activo” o la adquisición de la planta de Sony de Viladecavalls en 2011. “Incrementan los fondos propios, pero no el resultado operativo”, detalla Jordi Tarragó, ex director de la división de retrovisores.

Guerra familiar

El enfrentamiento entre las dos familias tiene sus orígenes en la petición formal que realizó Josep Maria Tarragó en marzo de 2011 para profesionalizar la gestión de Ficosa. Asegura que antes existían demandas oficiosas, pero que tras quedarse los activos de Sony en Viladecavalls lo pidió “por escrito al consejo”. La gota que colmó el vaso, según su relato. En la siguiente junta, se aprobó la revocación de su cargo. “Me despidieron al estilo de una película americana, con una caja de cartón y un segurata”.

La cúpula de Ficosa también prescindió de los servicios de su hermano Jordi poco después. Ambos despidos fueron denunciados en tribunales laborales. Xavier Tarragó también fue degradado, pasó de llevar las riendas de la estrategia de Ficosa en el mercado Nafta a ser “ayudante del staff, un cargo que aún tenemos que descubrir qué es”, según Josep Maria.

Retos

“La adquisición de Sony no es mala si tenías el dinero para hacerla”, explica el ex vicepresidente. Tacha de indispensable la ampliación de capital para “afrontar la globalización de la compañía” y abordar de forma correcta mercados como el chino, mejorar los intereses de las compras a proveedores, la competitividad de las plantas y lanzar una buena estrategia de innovación.

Aseguran que ya no se puede gestionar Ficosa como una empresa familiar y que seguir refinanciando deuda, que asciende a 300 millones de euros, les lleva a un callejón sin salida. “Si se cree que Ficosa es importante, ahora se tiene que hacer la ampliación”, sentencia Jordi.

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