La OCU amplía sus negocios con compras colectivas de luz
La organización en defensa de los consumidores factura a las compañías ganadoras por la captación de nuevos clientes
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) amplía sus negocios con las campañas de compras colectivas de luz, teléfono, carburantes y biomasa que ha desarrollado desde hace cuatro años. La organización, que teóricamente no tiene ánimo de lucro, amplía acciones comerciales con el fin de captar nuevos socios y de aumentar sus ingresos por nuevas vías.
Las campañas comerciales comenzaron en 2013, cuando la OCU decidió subastar los servicios de luz para obtener mejores precios que los del mercado. La acción fue ganada por Holaluz, hasta ese momento una compañía energética desconocida en España. La OCU acordó con la energética el pago por cada nuevo suscriptor que le aportara a Holaluz. La facturación obtenida por cada usuario ganado no ha sido desvelada, aunque la compañía energética admite haber realizado un pago por este concepto.
Con la acción, tanto la OCU como la empresa energética obtuvieron buenos resultados económicos. «Para Holaluz fue una gran oportunidad, porque nos permitió sumar de golpe 25.000 nuevos clientes. Se trató de una operación muy ventajosa, con unas condiciones muy buenas tanto para los clientes como para Holaluz» explica Carlota Pi, cofundadora de la comercializadora.
Antes de la subasta, Holaluz tenía 2.500 clientes, pero tras la acción publicitaria de la OCU, obtuvo 7.500 clientes nuevos no vinculados a la subasta. Con ello, llegó a los 35.000 clientes, catorce veces más de los que tenía antes de la subasta, según la empresa eléctrica que asegura haber dado un ahorro de 50 euros anuales a los participantes de la subasta.
La polémica con la subasta telefónica
Tras el éxito publicitario y económico de la subasta de luz, la OCU también lanzó en 2014 una compra colectiva de móvil bajo el eslogan «Quiero pagar menos móvil». En la campaña, la organización pedía a las operadoras inscribirse en un concurso para lograr una importante cantidad de abonados.
La OCU pidió entre 20 y 35 euros por cada usuario dado de alta en la campaña, lo que provocó que las grandes operadoras (Movistar, Vodafone y Orange) no se presentaran en el concurso. La OCU ingresó dos millones de euros con esta acción, según publicó el portal especializado en telecomunicaciones ADSLZone.
La OCU aseguró a ese diario que no buscaba lucro con la iniciativa y explicó que el dinero ingresado estaba destinado a pagar los gastos publicitarios de la acción. La gran oferta telefónica, ganada por Masmóvil, terminó por ofrecer unas tarifas que apenas suponían un ahorro de 25 céntimos al mes por usuario, según la misma publicación.
El combustible no tan atractivo
Algunos usuarios que han participado en las compras colectivas aseguran que el precio final ofrecido por la OCU y las empresas ganadoras no es tan ventajoso como esperaban.
«Me inscribí en la oferta de combustible, pero finalmente no me di de alta, porque con la tarjeta Carrefour obtenía el 8% de descuento, un precio mucho mejor que el ofrecido entonces por OCU a través de Cepsa. Por cada depósito con la tarjeta Carrefour ahorro 5,53 euros, mientras que con la promoción de la OCU el ahorro sería de 4,8 euros», explica Juan del Real Martín, fundador de Consumoteca.
Algunos usuarios participantes en las tres subastas han asegurado que, tras la inscripción, comenzaron a recibir ofertas agresivas y llamadas de la OCU para suscribirse a sus revistas, el tradicional negocio editorial de la entidad de defensa de los consumidores españoles.
La OCU es una entidad sin ánimo de lucro, pero su negocio editorial y sus acciones publicitarias y comerciales le llevan a facturar los 25 millones de euros anuales, según los datos depositados en el Registro Mercantil de Madrid.